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JUAN PABLO II

Un Papa para todas las edades

Por Alejandra Linares-RivasTiempo de lectura1 min
Sociedad03-04-2005

Ahora se puede decir que 26 años cunden. Porque ese es el tiempo que ha durado el pontificado de Juan Pablo II: el Papa que ha sabido llegar a todos los colectivos humanos. Sus últimas palabras, dedicadas a los jóvenes, revelan su debilidad por los que tienen el poder de cambiar en un futuro el mundo con sus manos.

"Os he buscado y ahora habéis venido hacia mi. Os lo agradezco". Esta última sentencia de Karol Wojtyla hizo patente que, a lo largo de su vida papal, se esforzó por acercarse a la juventud. Por y para ellos instauró las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ), en las que les invitaba a ser testigos de Cristo. En cada una de esas reuniones les animaba, más que a nadie, con las que fueron sus primeras palabras como sucesor de Pedro: "No tengáis miedo". Como cualquier otra JMJ, la vigilia de Cuatro Vientos, en la última visita del Santo Pontífice a Madrid grabó este aliento en los corazones de quienes le escucharon. Estuvo muy cerca de éstos, tanto como de los niños, a favor de los cuales siempre manifestó su rechazo a que trabajen o actúen como soldados. También luchó por el otro extremo de edad de la población. Juan Pablo II consideraba a los ancianos como una pieza indispensable de la sociedad que no debe ser olvidada, e instaba a los gobiernos a facilitar su bienestar. Pero el que se fijara en los sectores generalmente más débiles de la sociedad nunca le hizo olvidar los problemas que en cada momento atormentaban a la civilización: la fragmentación de las familias, la necesidad de defender la vida, su lucha contra las guerras. Todo lo hizo por una meta que valía la pena buscar, por la que no dejó de rezar y que nunca consideró una utopía: la paz.