ANÁLISIS DE LA SEMANA

RR

Por Gema Diego2 min

Economía07-03-2004

Ahora que la campaña electoral se ha convertido en un silogismo matemático en el que ZP=MR, GL tiende a ZP derivado en JLC, y a todos nos ha dado por la manía siglática, parece que nadie se acuerda ya de RR. Lo que al susodicho le viene muy bien, porque así se ha puesto por encima de las batallitas alfanuméricas españolas. RR ha hecho su trabajo a su manera, y la próxima legislatura se le queda pequeña. Niega haber postulado su candidatura a la presidencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) tras la marcha de Horst Koëhler. Pero que lo niegue no quiere decir que no lo desee, pues RR es ambicioso. La oposición desearía que se fuera del panorama político nacional, y por ello ya ha anunciado que apoyará su hipotética designación. RR ha reaccionado, como siempre, con su puntito de soberbia, tachando a los contrarios de buscar su provecho personal. Si quiere el FMI, RR lo tiene fácil. Su mayor rival será Gordon Brown, el posible sucesor de Tony Blair en el Reino Unido. ¿Le conviene a Brown cambiar la presidencia británica por el FMI? ¿Le compensa a RR abandonar su puesto de brillante segundón tras la débil sombra de MR por la presidencia de un reconocido organismo económico internacional? La casa está en orden. Gescartera ya le olvidó. España crece más que las economías más fuertes de la UE y el desempleo baja poco a poco. En los planes de Bruselas ya ha dicho suficiente. ¿Es su hora de dar el salto? ¿Acaso no sueña RR con viajar a Argentina, con mediar en los problemas más profundos y más graves de la economía mundial? ¿Tiene miedo escénico RR? Seguro que no. Si la última vez su ambición le jugó una mala pasada, es hora de que le recompense. A veces hay que arriesgar y perder un poquito para ganar cien veces más. Y, en esta ocasión, RR se lo merece.