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ANALISIS DE LA SEMANA

Esa mañana

Fotografía

Por Almudena HernándezTiempo de lectura1 min
Sociedad20-03-2004

Uno vive sin ser consciente de que somos marionetas. En estos días de cirios humeantes y pasillos de rosas, alguien, muy próximo al desastre ocurrido, me habló del don de la fortuna y de lo caprichoso del destino. A las 7:40 de esa mañana, mientras el mal en estado puro teñía de rojo las vías madrileñas y de negro el corazón de España, Ella se encontraba en Praga, a casi 3.000 del desastre. Esa mañana, como otras tantas, Ella hubiera tomado su tren, hubiera buscado la calidez de su asiento gris frente a la ventana y hubiera ido hacía su Universidad, desgranando apaciblemente las páginas de su periódico. Hubiera apoyado la carpeta sobre sus piernas y hubiera sacado su pequeño espejito del bolso para retocarse las pestañas. Hubiera mirado las cotidianas caras de los viajeros de enfrente, algunos familiarmente reconocidos, y hubiera seguido con su dulce mecánica diaria, entre los suaves ronquidos y las amables y matutinas charlas de la gente. Por algo que llaman Suerte y que Ella nunca creyó tener, se había salvado del horrible destino que esperaba a muchos de sus compañeros de viaje. Ahora sabe más que nunca, que la vida es un hilo oscilante. Que la muerte no respeta edades ni condiciones. Que amortaja al comienzo de la vida o a los que peinan canas. Que va, viene, como un péndulo cortante y elige a uno u otro, sin distinción alguna. También sabe que, por fortuna, podrá seguir mirando desde la ventana del tren cada mañana.

Fotografía de Almudena Hernández

Almudena Hernández

Doctora en Periodismo

Diez años en información social

Las personas, por encima de todo