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ANÁLISIS DE LA SEMANA

Supervivientes

Fotografía

Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Sociedad04-01-2004

Si ha habido suerte, el españolito no habrá comido langostinos congestionados al día siguiente de la gran cena, y habrá sobrevivido a un cólico de trapos. Si no ha mezclado vino de mesa de la cosecha del garrafón con ese champán que sobró el año pasado, el españolito habrá sobrevivido también al primero y último resacón del año. Si la españolita se hubiese puesto tiritas o hubiera usado zapatos viejos para bailar, sus pies habrían sobrevivido a la charcutería en que se convirtieron cuando hacía cola el primero de enero en la churrería del barrio. El españolito acaba pagando los excesos, las excentricidades e idioteces en los que suele caer mientras aparenta, presume y hace que se divierte. Prueba de ello son las cifras de las muertes en accidente de tráfico en las carreteras españolas en estos días de fiesta -¿fiesta? ¿qué se celebra?-. Ni pizca de gracia que tienen las cifras. Muchas familas han acabado sin celebración. Mal está los que se mueren en las carreteras. Peor los que se quedan en una silla de ruedas sin culpa alguna. Pero de desgracias está España llena. Otras familias han comenzado el año llorando la sinrazón de la fuerza, la que quiere calmar los celos a golpes o a tiros. Y los celos sobreviven, ¿el amor? A la vez que el españolito pierde su despreciado tiempo, muchos otros mortales han comenzado el año, como quien dice, con el pie izquierdo. Muchas personas no han tomado las uvas. O las han tomado en un descanso en la búsqueda de supervivientes entre los escombros. En la devastada ciudad iraní de Bam han aparecido personas vivas ocho días después del terremoto. Vivos, supervivientes de verdad. Y para ellos es para quienes pide ayuda la Organización de las Naciones Unidas, para los que quedan. Pero pocos parecen hacer caso a las buenas propuestas. Se estrella un aparato en el espacio y todo el mundo mira hacia arriba. Un anciano vestido de blanco pide paz y el mundo mira a otro lado. El mundo debe estar cansado de escuchar las peticiones de paz del joven viejo Papa, pero la paz debe ser la más necesaria superviviente del nuevo año.

Fotografía de Almudena Hernández

Almudena Hernández

Doctora en Periodismo

Diez años en información social

Las personas, por encima de todo