ANÁLISIS DE LA SEMANA
Voluntarios
Por Almudena Hernández
1 min
Sociedad16-11-2003
La catástrofe del Prestige marcó un antes y un después en el movimiento de voluntarios en España. Más de la mitad de los miles de personas que echaron una mano en la limpieza de las costas no eran lugareñas. Procedían de toda España. Incluso, vinieron desde el extranjero para luchar contra el chapapote. Ha pasado un año. El calendario ha corrido demasiado quizás, pues todavía quedan muchas cosas por hacer y, lo peor es que quedan cosas por hacer fuera de Galicia. Las grandes catástrofes suelen tener grandes respuestas, movilizaciones populares y multitudinarias. El medio ambiente tiene miles de problemas, quizás muchísimo más importantes que los daños causados por el Prestige, para los que no hay nadie que eche una mano. Ocurre en otros órdenes de la vida. Para acabar con la violencia doméstica se han anunciado medidas, planes y alternativas que no han logrado hacer disminuir el número de víctimas. Quizás es que del dicho al hecho hay un largo camino, como dice la sabiduría popular y que algunas cosas no son lo que parecen. O que cada vez son una cosa. Según cambie el rumbo del barco así se navega. Según las circunstancias. Algunas veces llega el naufragio. Menos mal que el Prestige no llegó a puerto. Menos mal que no soltó al mar toda la porquería que llevaba a bordo. Menos mal que, un año después, sigue habiendo voluntarios, una vez que la moda ha pasado. Todavía queda mucho por hacer. Y no sólo en Galicia.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo