ANÁLISIS DE LA SEMANA
A golpes
Por Almudena Hernández1 min
Sociedad28-09-2003
Vivir duele. La vida da muchos golpes. Posiblemente, vivir duele más que parir y, seguramente, es más difícil que morir y que matar. Vivir es de valientes. Es sólo apto para valientes que aman los deportes de riesgo, esperan y confían. Piensan que la única forma de no caer al vacío es esa cuerda que les sujeta. Esperan y tienen fe en que esa cuerda no se rompa. En que alguien sujete al otro lado si se van a caer; que alguien les ayude cuando nadie lo quiera hacer. Hay que recibir un par de golpes de vez en cuando para sentirse vivo. Muchas veces esos golpes son injustos, son mamporros ilógicos, empujones intencionados, zancadillas a drede. Son los peores. Accidentes hay pocos. Los menos. Aunque, en realidad, a muchas cosas se les llama accidente. En numerosas ocasiones las circunstancias podrían haber sido otras. "Todo aquello que es humanamente posible se debe intentar..." Los golpes no justifican la deserción. Hubo un loco que después de recibir una bofetada puso la otra mejilla. ("Todo aquello que es humanamente posible se debe intentar, merece la pena hacerlo...") Pero poner la otra mejilla no significa quedarse quieto. Otros, enfermos mentales de una sociedad más enferma aún, buscan otras mejillas para abofetear más aún. Mientras predica con el ejemplo quien quizás tiene muchas ganas de morir y reza para mantenerse firme en su debilidad fuerte. Paradojas de los golpes que da la vida: "Todo aquello que es humanamente posible se debe intentar, merece la pena hacerlo y se puede lograr con éxito". Lo dijo George Bataille. Vivir también es aprender de cada golpe que dan las piezas de la vida para encajarse. Eso lo dice otro sabio.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo