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ANÁLISIS DE LA SEMANA

Inflación: el virus

Fotografía

Por Raquel GonzálezTiempo de lectura2 min
Economía19-01-2003

Lo de la inflación es una cantinela que se viene tiempo escuchando. Ya la percepción de a pie era que los precios habían aumentado a lo largo del viejo 2002, el dinero se acababa antes y se llegaba con mayor dificultad final de mes. Parte de culpa la ha tenido el euro. Lo de multiplicar por 166,386 no ha sido fácil y los cálculos no se han hecho o se han hecho mal, en muchos de los casos. El redondeo al alza tiene gran parte de culpa de ese cuatro por ciento de inflación que padeció España el pasado año, el doble de lo previsto por el Gobierno. Pero no todas las causas provienen de ese redondeo. Otra de las razones del aumento de los precios proviene de la política económica que está llevando a cabo el Banco Central Europeo (BCE). El BCE tiene una forma de actuar expansiva, económicamente hablando. La bajada de los tipos de interés ha provocado que la gente tenga más efectivo en sus manos. Bajan los tipos, la gente ha de pagar menos intereses en sus deudas y por tanto dispone de más dinero. Con ese dinero, se lanza a comprar, lo cual aumenta la demanda de los productos. Si aumenta la demanda, suben también los precios, es decir, la inflación. Un total desbarajuste sucede entonces, ya que los precios engordan mucho más rápido que los sueldos. Además, al tener los productos más caros, los clientes que España tiene en el extranjero ven aumentar también sus costes y por tanto, los productos españoles se hacen menos atractivos frente a otros que llegan de otros países con una economía más competitiva. Argentina también tiene problemas con la inflación, pero tiene otros mucho más agobiantes, como es la presión internacional por todo lo que debe. Al menos, el país ha llegado a un acuerdo con el FMI, que le permite reprogramar sus deudas hasta dentro de un periodo de tiempo. En ese período, el país deberá despertar de su letargo y comenzar a andar para poder dar a su población todo lo que necesita y a sus acreedores todo lo que le reclaman. No corren buenos tiempos para el sur del continente americano. Las inversiones en esa zona del mundo están congeladas o se han decantado por la retirada. Esta semana le ha tocado al BBVA protagonizar la huida. Ha vendido su filial de Brasil para afrontar desde otros campos y con menos riesgo su crecimiento y expansión mundial.

Fotografía de Raquel González