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SIN ESPINAS

Providencial Zapatero

Fotografía

Por Javier de la RosaTiempo de lectura2 min
Opinión27-10-2002

La prepotencia es siempre algo malo. Y casi todos adolecemos de ella cuando nuestra imprudente seguridad ante el de enfrente nos engaña. La pantomima de Zapatero y Sevilla en el debate de los presupuestos sirvió para darle a Aznar en el mustio bigote que está sacando a pasear en los últimos tiempos. Pantomima: "representación por figuras y gestos sin que intervengan palabras". Que si voy, que si no voy, que pasito adelante, que pasito atrás, que dame los papeles, que miro al bigotes, que miro a mis chicos. Con acento publicitario o no, parecía el diabólico paso del Asereje. Este acertado aspaviento teatral ha conseguido rejuvenecer, sin faltarle el respeto, la dinámica parlamentaria. Darle vidilla, despertar a los mohinos, secularizar a los rancios y quitarle telerañas a los que, como Homer Simpson con el suyo, le han hecho perfectamente el hueco del culo al sillón del Congreso. El aumento de reflejos de Zapatero ha quedado está vez más evidenciado que en evidencia. La jugada planeada, por más que a muchos les pese, le salió redonda. Con mentirijilla previa incluida. Pero, como el insulto: si es muy gracioso se perdona. Zapatero consiguió ser portada de todos los diarios a golpe de efecto, y eso tiene un valor incalculable desde el punto de vista político. El único fallo es que fuera Sevilla y no Isabel Gemio quien presentara esta edición de ¡Sorpresa, Sorpresa! ¿La contratarán para el debate sobre el Estado de la Nación? Hasta ahí vale. Pero eso, que ya es bastante, y para de contar. No es cierto que Zapatero haya sabido hacer un discurso llano y asequible de un asunto farragoso como supone explicar las maldades del proyecto de cuentas del gobierno. Yo no sé si es posible hacerlo sin traicionar el fondo de la cuestión. Desde luego que Zapatero acertó con lo que podía hacer demagogia pero más seguro es que traicionó el contenido de su propuesta, si es que de verdad la tiene. Total, un castillo de naipes que parecía de hormigón armado después de la estocada a Curro Jiménez y la cuadrilla antiespantás. Con lo acontecido, lección para todos. Así que cada palo aguante su vela. Por cierto, una última evidencia del providencial Zapatero. Como niños con zapatos o zapatitos nuevos has dejado, Zapatero, a Carlos Llamas y compañía; que se dieron mucha PRISA en alabar la salud democrática de su gesto. A Prego se le vio el plumero y ya todos tenemos líder nuevo, mi querido Sagasta. El electrocardiograma refleja picos en vez de suaves ondas. Esperemos que no se nos duerma el paciente. Por la salud de España.

Fotografía de Javier de la Rosa