ANÁLISIS DE SOCIEDAD
Queridos Reyes Magos
Por Almudena Hernández 2 min
Sociedad04-01-2017
Aquí estoy, un año más, pidiéndole peras al olmo, con la ilusión de quien cree que las estrellas brillan por amor y la brisa acaricia como gesto de complicidad a quienes la sienten en las mejillas.
Esta vez, como tantas otras anteriores, vuelvo a pedir a sus majestades lo de siempre: cosas envueltas, paquetitos que bajo el papel escondan cariño y un tiempo de dedicación, sin importar el valor monetatio del obsequio. Malditas prisas, maldita agenda y puñetero engaño del concepto de tiempo de calidad...
También me gustaría que trajéseis un buen pellizco de esperanza, incluso para los míos, pues sólo con ella se pueden mover las montañas, y que todos los días sepamos valorar las pequeñas grandes cosas sin desanimarnos.
La vida es muy perra y, muchas veces, injusta y despiadada, como quienes la protagonizamos, pero también brilla con la luz de lo extraordinario, aunque no queramos verlo. Los milagros existen, bien lo sabéis, no impedáis que sigan ocurriendo aunque no se puedan explicar por Google.
Pero, sobretodo, tengo peticiones que, aunque aparezcan absurdas, son más necesarias que un collar de diamantes. Quiero que llueva, que nieve y haga viento, que haga calor y que el frío se cuele por los huesos, que las grullas crucen el cielo con sus flechas y las nubes pinten lienzos de colores sobre las montañas del oeste con cada caída del sol de cada día.
También quiero que broten las flores y los niños alboroten en la calle, que los abuelos sonrían al verlos y los adultos no se agobien con sandeces. Quiero salud, majestades, pero sobretodo de corazón, para que en ninguno habite el resquemor ni el odio. Ni la impaciencia ni el desaliento. Y todo ello, si es posible, bien envuelto junto a un puñado de carbón, que todos lo merecemos.