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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

No hay que perder la esperanza

Fotografía

Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura3 min
Internacional02-01-2017

El año comienza con la noticia del ataque contra una sala de fiestas en Estambul, con el resultado de 39 muertos y decenas de heridos. El terrorismo, una vez más, busca causar el mayor número de víctimas y sembrar el miedo en cualquier lugar del mundo. Lamentablemente, no será el último atentado que se registre durante 2017, por lo que las autoridades y la opinión pública deben estar preparadas para seguir sufriendo y, cómo no, luchando.

Aun así, no hay que perder la esperanza, y siempre que comienza un año conviene ser optimista ante los 365 días que se avecinan. Además, hay dos asuntos en el ámbito internacional que son positivos, y esto ya es motivo de alegría.

Un nuevo alto el fuego se cierne sobre la guerra de Siria. Rusia y Turquía han estado trabajando en él y se está empezando a aplicar en todo el territorio. El documento deja fuera al denominado Estado Islámico y al anteriormente conocido como Frente Al Nusra, ambos son considerados terroristas. Que los gobiernos ruso y turco hayan auspiciado esta tregua es importante, ya que apoyan al régimen de Bashar al Assad y a las fuerzas opositoras, respectivamente. Además, como gesto de confianza, el Kremlin ha retirado parte de sus tropas que actúan en Siria.

Sin duda, es una buena noticia para un país devastado por un conflicto que dura cinco años y donde las víctimas principales han vuelto a ser los civiles, con Alepo como una de las máximas representaciones de la barbarie y la destrucción. A pesar de la tregua, tampoco hay que lanzar las campanas al vuelo, porque no sería la primera vez que se alcanza un acuerdo que posteriormente fracasa a los pocos días. Sin embargo, conviene ser optimista y dar un voto de confianza a las partes, que se han comprometido a entablar conversaciones para resolver de la mejor manera posible la contienda.

La otra buena noticia hace referencia a la visita que el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, hizo a Pearl Harbor, en Hawái. Es un gesto simbólico, simplemente por el hecho de hacerlo, al igual que pasó con el presidente de EEUU, Barack Obama, cuando estuvo, el pasado mayo, en Hiroshima, una de las ciudades donde el Ejército estadounidense lanzó la bomba atómica.

Abe homenajeó a los más de 2.400 estadounidenses que perdieron la vida debido al ataque japonés y reiteró que no se deben repetir los horrores de la guerra. Desde que Japón se rindió ante Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, la Casa Blanca ha influido en la política nipona y también participó en la remodelación del Ejército japonés. De hecho, Estados Unidos tiene bases militares y miles de soldados en Japón. Además, la cooperación entre ambos es fundamental, ya que es una zona estratégica en la que vecinos tan poderosos como China, Corea del Norte y Rusia tienen intereses.

El acto en Pearl Harbor es la escenificación y el broche de oro a la reconciliación entre Estados Unidos y Japón, que se inició poco después de lo ocurrido en Hiroshima y Nagasaki. Además, supone el refuerzo de las relaciones políticas, económicas y comerciales entre ambas potencias.

Ojalá que el nuevo año recién comenzado sirva para consolidar el alto el fuego y la reconstrucción en Siria, y, también, para que todos los líderes internacionales trabajen conjuntamente para resolver los problemas globales y reflexionen sobre la necesidad de impulsar el diálogo y el respeto para hacer un mundo mejor.

Fotografía de Isaac Á. Calvo

Isaac Á. Calvo

Licenciado en Periodismo

Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación

Editor del Grupo AGD