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ANÁLISIS DE ESPAÑA

Romper con el PSC

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura3 min
España10-10-2016

El debate no debería ser si el PSC rompe con el PSOE, sino al revés. Esto, que no sería ningún drama para la metrópoli socialista, ya lo planteó Alfonso Guerra hace tres años: “Hace mucho tiempo que pienso que el PSC dejó de ser un partido socialista porque se acerca a posiciones nacionalistas y Cataluña necesita una alternativa socialista". En aquellas fechas, sus diputados catalanes habían roto la disciplina de voto en el Congreso de los Diputados. Se abstuvieron en una moción en la que se reconoció que el derecho a decidir pertenecía a todos los españoles. A Guerra y a otros históricos del partido no les hicieron mucho caso. Ahora desde el PSC amenazan de nuevo con moverse de la foto en la más que previsible abstención con la que el PSOE permitirá gobernar a Rajoy.

En la decapitación de Pedro Sánchez había en juego algo más que sacarse de encima a un coleccionista de derrotas que conducía al partido a otro suelo histórico. En realidad de lo que se trataba era de evitar que el PSOE cruzase del todo la línea que le situase fuera del sistema para entregarse al abrazo del oso de independentistas y Podemos. Con Sánchez fuera de juego, el PSOE sigue teniendo entre sus retos de futuro mucho más que la abstención a Rajoy. El PSOE necesita redefinir su discurso y presentarse de nuevo como una alternativa de Gobierno. Sin olvidar sus principios socialdemócratas ni lo que sus siglas representan para el actual sistema democrático constitucional. Sin complejos, Javier Fernández ha descrito bien lo que estaba pasando: El PSOE “se ha podemizado”. Y en ese camino de vuelta a los principios que les llevaron a ser el partido que más tiempo ha gobernado en España, el PSC representa más un dolor de cabeza que una solución. Ya no cuela aquel eslogan de que “el PSOE es el partido que más se parece a España” con en el que Zapatero enjuagaba sus contradicciones territoriales.

Además, desde un punto de vista práctico, este PSC nunca volverá a ser aquel granero de votos que llegó a aportar hasta 25 escaños en unas elecciones generales. Hoy sólo suman 7 escaños en el Congreso, un precio demasiado alto que distorsiona constantemente el discurso que debe tener un partido nacional con vocación de gobierno en una cuestión clave como es la unidad de España. Tampoco vale el argumento de que el PSC no se entiende en Madrid. Basta con evaluar sus resultados en cada elección para comprobar que tampoco parecen entenderlo mucho en Cataluña. Ciudadanos, líder de la oposición, le ha ido arrebatando plazas históricas del socialismo con un discurso sin ambigüedades ante el nacionalismo. Eso a pesar de que Iceta y su cintura bailonga encajan a la perfección en el político simpático que exigen los nuevos tiempos. Pero una cosa es caer bien y otra que te voten. Al PSOE le hace falta algo más. En el legado político de Iceta quedarán sus gritos desesperados, convertidos ahora en una versión discotequera. “¡Estamos contigo Pedro, aguanta!”. Tremenda demostración de intuición política la suya. ¿De verdad perdería algo el PSOE presentándose con su propia marca en Cataluña?

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio