ANÁLISIS DE SOCIEDAD
Marca España a tres euros
Por Almudena Hernández
2 min
Sociedad06-07-2016
Es lo que valen un par de bolsas de palomitas, montar en una atracción de feria durante diez minutos o un helado de dos sabores. Por tres euros se puede comprar un puñado de chucherías, una gorrilla para la cabeza o pagar un baño en la piscina. Y es lo que cuesta un sobre ideado hace una década por un profesor de la Universidad de Granada para recoger muestras de ADN con las que identificar a menores.
En Europa se calcula que 10.000 menores refugiados están en esa situación, y en todo el mundo la cifra supera el escalofriante dato de 1,2 millones de pequeños a los que las catástrofes, las guerras, las mafias y la falta de corazón los utilizan como meras mercancías. Un buen porcentaje de ellos son niñas de entre 13 y 17 años que terminan siendo exploradas sexualmente. Atrás queda una infancia difícil y humilde y, en muchos casos, una familia que les busca.
En esta década, el citado kit de ADN ha llegado a 16 países y ha permitido identificar a unos 300 críos que iban a ser adoptados cuando su familia les buscaba.
Es una herramienta básica y su coste no supone un gran dispendio (comparémoslo con el presupuesto de la repetición de elecciones en España, que supuso al menos 130 millones de euros), aunque el mayor problema es el gasto de distribución de estos sobres y, para que el trabajo sea efectivo, el método y la coordinación que se usa para aprovechar los datos recabados.
Es por eso que este proyecto debe tener una seguridad económica detrás, y no sólo depender de la ayuda de algunas compañías, instituciones o la cooperación internacional. Sus impulsores lo reivindican como 'marca España' y tienen razón. No todo va a ser vender camisetas de la Selección de fútbol, que por cierto, se comercializan por bastante más que tres euros.
En diez años, ADNprokids ha recopilado datos de 10.000 personas, la mitad en España. Muchos fueron pequeños que llegaban en pateras al sur peninsular. Entre ellos había bebés, pero las autoridades y voluntarios sospechaban del poco trato maternal de las mujeres que los portaban. En estos años esas escenas apenas se producen porque las mafias saben que una simple muestra de saliva como la impulsada desde la Universidad de Granada lo ha puesto más difícil.
Seguir a @AlmudenaHPerez
Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo