Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

ANÁLISIS DE ESPAÑA

El candidato perfecto

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura3 min
España09-11-2015

No se sabe a ciencia cierta quién fue el primero en acuñar la queja de que en España hay 40 millones de seleccionadores de fútbol, pero en cualquier caso la presión sobre los entrenadores de La Roja no es siquiera comparable a la que soporta un presidente del Gobierno o cualquiera que aspire a serlo. Además de un seleccionador, dentro de cada español hay sobre todo un votante, pero en este caso su condición de tal sí que le confiere una influencia directa sobre las alineaciones. Y la vocación del español votante se acentúa especialmente en fechas electorales pues siente la llamada a las urnas como un mandato a extremar el escrutinio diario a los candidatos. Cualquier decisión por insignificante que parezca puede ser valorada de una forma y de la contraria. De cara al 20D el margen entre los cuatro principales aspirantes es tan estrecho que para cuando la encuesta de turno les pase la factura de sus actos puede que sea ya demasiado tarde.

Hasta algo tan accesorio como dejarse la corbata en casa puede ser bien encajado como sinónimo de los nuevos tiempos o acrecentar los miedos a que tu presidente acabe marginado en las cumbres internacionales como un Varufakis cualquiera. La falta de experiencia es un handicap, pero si peina canas ya puede ir buscando una bicicleta con la que ir todos los días al despacho. Existe cierto consenso en que debe conocer idiomas, pero sin venirse demasiado arriba. El último que dominó está materia acabó entendiendo mejor el inglés con acento tejano que el No a la Guerra en español rotundo. El buen candidato tiene que estar dispuesto a marcarse un kumbaya con Pablo Motos o a hasta bailar la haka de los All Blacks si se diera el caso, pero cuidado con provocar el choteo general. Nadie ha medido aún las opciones que perdió el socialista Carmona en aquel chotis con la Campos. Ya veremos las consecuencias que tiene para Ciudadanos las vueltas de campana del coche de Calleja con Albert Rivera de copiloto. Bien interpretadas las señales, la imagen no entraña los mejores presagios para quien está llamado a copilotar el futuro Gobierno de España.

Para existir hay que estar presente en los medios, pero lo justo para no quemarse, que luego toca apelar a remontadas de última hora. El candidato perfecto debe confiar en los suyos, pero sin que se note demasiado a la hora de blindar las listas con sus ministros más fieles. Pero que se note un poco porque si ficha de fuera la cantera se rebela. Y si ficha, debe procurar que su rival no fiche mejor. El buen candidato no puede ser autoritario, aunque tiene que ser líder, aunque al mismo tiempo su proyecto tiene que ir más allá del mero candidato. No es bueno que otros le marquen el paso, pero tampoco impedir el debate interno. Lo justo para que la cosa no suene a coro desafinado. Si el candidato es guapo, mejor, pero no puede ser sólo una cara bonita. El candidato perfecto tiene que ser firme, pero sin que le puedan tachar de inmovilista. Tiene que ser lo suficientemente valiente para adoptar decisiones impopulares cuando proceda, pero sin caer en la injusticia o la temeridad. Debe ser algo previsible, pero también le exigirán que sepa transmitir. Tiene que evitar el conflicto, pero sin caer en la ambigüedad. El candidato perfecto tiene que tener respuestas para todo, pero tampoco mucho porque corre el riesgo de dar apariencia de soberbio y eso quita muchos votos. Visto así, entrenar a La Roja parece hasta sencillo.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio