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SIN CONCESIONES

Belén Esteban en La Moncloa

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura3 min
Opinión21-05-2015

Belén Esteban puede ser la próxima presidenta del Gobierno. Al menos esto es lo que publicaron un sin fin de periódicos en septiembre de 2010. Corrían los tiempos más adversos de la crisis económica y a la empresa sociológica Sigma Dos le pareció divertido difundir un sondeo en el que incluía como candidata a La Moncloa al personaje televisivo más famoso del momento. Bastaron 3.200 encuestas telefónicas a una muestra científicamente correcta para determinar que la mal llamada Princesa del Pueblo obtendría en unas elecciones generales más del 8% de los votos y que cosecharía por lo menos 5 escaños en el Congreso de los Diputados. Todo esto en el año 2010, cuando el bipartidismo aún no estaba en duda y tanto PSOE como PP conservaban la fortaleza de sus marcas. Entonces, Belén Esteban hubiera sido la tercera fuerza política del país por delante de IU, CiU, PNV y, por supuesto, UPyD. ¿Les suena de algo?

Aquella ocurrencia sociológica puede verse ahora como un ensayo de lo que cuatro años años después ha sucedido con Podemos. En los comicios europeos del año pasado prácticamente se coló en el podio de los partidos políticos con casi el 8% de los sufragios. Desde entonces no ha parado de crecer, catapultado por la propaganda gratuita que le regalan muchas televisiones y tertulias de izquierdas, hasta comerse a La Izquierda Plural y hacer un boquete en el electorado del Partido Socialista. Durante meses, Podemos ha cautivado a la opinión pública con un discurso tan novedoso y fresco como rupturista y revolucionario. Ha movilizado hasta las urnas a un sector de la población que habitualmente no ejerce su derecho constitucional y ha atraído a otro nicho de descontentos con los partidos tradicionales, fundamentalmente de Izquierda Unida, cuyo caladero ha vaciado casi por completo.

El crecimiento espectacular de Podemos vaticinaba una lucha a tres por sentarse en La Moncloa la próxima legislatura. Eso es al menos lo que proclama el líder de la coleta en sus mítines. "Es el año del cambio. Vamos a ganar las elecciones al PP", espetó en el discurso en la Puerta del Sol con el que intentó visualizar su poderío social. Sin embargo, las elecciones andaluzas pusieron de manifiesto que Podemos es el tercero en discordia y lo seguirá siendo, con el permiso de Ciudadanos, que puede superarle en cualquier momento. Ha heredado los votantes y, por lo tanto, el papel que siempre tuvo Izquierda Unida, aunque hinchado por el fuerte eco mediático. Es más que probable que llegue a gobernar en una o dos comunidades autónomas -como Asturias- tras los comicios del domingo y que sea socio imprescindible en muchas capitales de provincia.

Podemos se ha convertido en el último año en la princesa del pueblo e incluso ha superado las expectativas electorales que podría tener Belén Esteban. El 15% obtenido en Andalucía -plasmado en 15 escaños- prueba que aquel experimento sociológico de 2010 es una realidad incontestable en 2015. No importa que muchas de sus propuestas programáticas sean irreales, imposibles o simplemente una barbaridad. Aquel 8% que detectó Sigma Dos hace cinco años ha hallado al fin su referente. La crisis económica, el paro, los desahucios y la corrupción han hecho el resto hasta cautivar a miles de cabreados con los partidos tradicionales. Es la combinación perfecta de política y sociología, justo eso mismo que tanto echan de menos en el PP de Mariano Rajoy.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito