Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

EL REDCUADRO

El "inoportuno" BMW del nuncio

Fotografía

Por Antonio BurgosTiempo de lectura2 min
Opinión09-06-2002

Apunten un dato sobre el nivel de separación entre Iglesia católica y Estado aconfesional al que hemos llegado tras todos estos años de laicismo constitucional: la matrícula del coche del nuncio de Su Santidad el Papa en Madrid, cuando entra en el apeadero del Palacio de Santa Cruz, "silencioso y neumático" como en verso del olvidado Gerardo Diego. Anda que el señor nuncio va descalzo... El señor nuncio podía llevar un Ford Fiesta, que ahora los dan baratitos en oferta. El señor nuncio podía llevar un Opel Corsa como todo el mundo. Pues nada. Con la cantidad de coches normales y corrientes que hay en el mercado, el nuncio de Su Santidad va el hombre en un BMW como los que se ven con el chófer esperando a la puerta de Jockey y de Zalacaín. El nuncio lleva un coche de nuevo rico de la política, de alcalde de capital de provincias, de consejero de Educación o de presidente de una autonomía. Que conste que no hago la menor demagogia con el coche del nuncio. La hace él. Así se las gasta la Santa Madre Iglesia en cuestión de bienes terrenales. Hay que tener mucha fe para no pensar que ése no es un BMW, sino el coche de Gescartera. Espero que en castidad y obediencia no ande el señor nuncio como en materia de pobreza. O será que no me acabo de enterar que ésta es la Iglesia de los Pobres. La Iglesia de los pobres va en BMW, porque la Iglesia de los ricos va en Jaguar, en Rolls o en Bentley. Pero siendo tan "inoportuno" el coche del nuncio como el adjetivo con el que, tras bajarse para ver a Piqué, calificó a la pastoral-bomba o pastoral-trampa de los obispos vascos, hay algo que me escandaliza más que su ostentación y lujo: la matrícula. Los dineros del coche del nuncio dependen de la Banca Vaticana, pero su matrícula depende de nosotros. Y esa matrícula es: "CD-1-001". Es decir, que con la de embajadores extranjeros que hay en Madrid, a la hora de dar matricula diplomática a la Nunciatura, tanto Exteriores como Interior consideran al legado vaticano por encima de los demás. Si hay separación entre Iglesia y Estado, ¿por qué no ponen al nuncio en cola a la hora de matricular diplomáticamente su modestísimo coche, y le toca el número que le tenga que tocar? Nada, el Estado Vaticano es más importante incluso que los Estados Unidos. Y mirando esa matrícula del 1 al Nuncio pienso también que si hay separación entre Iglesia y Estado por qué tenemos que seguir pagando de los presupuestos a esos trescientos y pico firmantes curas vascongados a quienes la ETA les parece literalmente divina.

Fotografía de Antonio Burgos

Antonio Burgos

Columnista del diario ABC

Andaluz, sevillano y del Betis

** Este artículo está publicado en el periódico ABC y posteriormente recogido de AntonioBurgos.com por gentileza del autor