ANÁLISIS DE LA SEMANA
El que lo dice, lo es
Por Raquel González
2 min
Economía21-04-2002
Como aquella contestación que decíamos cuando éramos un poco más niños que ahora: “El que lo dice, lo es. El mundo al revés”. Así parecen ir las cosas, al revés de lo que en un principio se espera de ellas. Por ejemplo, ¿qué es un banco? Un banco, además de muchas otras cosas, es un lugar donde alguien va a depositar su dinero para que se lo tengan a buen recaudo. Cuando ese alguien necesite tirar de sus ahorros el banco en cuestión se mostrará abierto y dispuesto a devolverle a su cliente el dinero que éste necesite, como si quiere sacar todo el efectivo del que dispone. Pues no, eso ya no es así. En Argentina los bancos no sólo se quedan con el dinero de los ahorradores, sino que encima están durante tiempo indefinido con las puertas cerradas a cal y canto y con los cajeros automáticos secos. Aunque lo que ocurre en España no deja de ser menos inquietante. Allí el BBVA se lleva el dinero a paraísos fiscales . Claro, ahora a pagar por ello. No paran de surgir dimisiones una tras otra. Garzón sigue con las pesquisas y el Gobierno erre que erre con que no habrá comisión de investigación ni nada que se le parezca. Pero bueno, volvamos con el envés del mundo. Preguntémonos ahora quién sino uno mismo tiene autonomía para decidir sobre nuestro futuro laboral. La respuesta puede parecer obvia e incluso parecería que la contiene la frase anterior: “Uno mismo”. Pues de nuevo no. Con la propuesta de reforma del empleo del Gobierno, la capacidad para decidir la tendrán ahora los Servicios Públicos de Empleo. Es decir que si a un parado del INEM le sale un trabajo a menos de 50 kilómetros de su casa, para allá que se tendrá que ir le guste o no. Y si no se va, que se atenga a las consecuencias. Seguramente los trabajadores de Fontaneda de Aguilar de Campoo tendrán que pasar por este trago alguna vez. Y si en la UE el lema era “todos para uno y uno para todos”, resulta que en realidad es “todo para unos y un poco para los demás”. Esos demás no son otros que Portugal, Grecia y España. Estos tres países abanderan tener el sueldo mínimo más bajo de toda la UE. En Europa también hay un Norte y un Sur.
