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EL REDCUADRO

La cámara oculta

Fotografía

Por Antonio BurgosTiempo de lectura2 min
Opinión24-03-2002

Dice Gemma García que esto de la cámara oculta engancha. Y tanto. Engancha de momento en la apasionante incógnita de saber dónde llevaba oculta la cámara la periodista elegida Miss Tongo. ¿La llevaba en el seno, como las mujeres de pueblo el dinero cuando van a la capital? No le hubiéramos dado la mayor importancia al lugar de emplazamiento de la cámara si Gemma no nos pica la curiosidad: -- Si lo digo, Melchor Miralles me ahoga... Melchor Miralles aprieta, pero no ahoga. Y espero que siga apretando con su cámara oculta. Desde el aplausómetro de Miguel Ángel Aguilar en la revista "Posible" para medir las unanimidades de la lealtad incondicional y la adhesión inquebrantable en las Cortes de Franco y desde la máquina de la verdad de Julián Lago, no había habido en el periodismo español artilugio tan apasionante como la cámara oculta de Miralles. Se ha demostrado que ese aparato da audiencias mucho mayores que la cuenta corriente de Carmina Ordóñez, la tocoginecología de Norma Duval, los goles de Figo o el "Pá Eppaña" de Rosa López. Puede, empero, entenderse que sea excesivo semejante despliegue de estado mayor, infantería, artillería e intendencia periodísticas para la batallita de un chanchullete de nada en la elección de unas niñas guapinas a las que unos desaprensivos les sacan el dinero como tierra. ¿Qué son los cuatro millones y medio de pesetas que se embolsa Madame Dávalos al lado de los tres billones de pesetas que, un poner, maneja Chaves sin cámara oculta que valga, sino con una cámara parlamentaria autonómica que lo saca siempre bastante favorecido en el retrato de la "foto finish" de las votaciones? De aquí mi esperanza de que el equipo de Melchor Miralles se haya placeado sin caballos en Alicante antes de torear en ruedos ibéricos de mayor importancia, y toros de cuatro yerbas y en puntas. La audiencia televisiva de Gemma García haciendo el paso de la oca, de la oca mareada, en la pasarela de las Misses va a ser nada el día que Melchor Miralles logre colocarle la cámara oculta en salva sea la parte a Zapatero, y sepamos por fin quién le ha ordenado esta suicida política de "al PP, en el País Vasco, ni agua". ¿Se imaginan una cámara oculta en el cuerpo serrano de Patxi López cuando acuda a presentar su adhesión inquebrantable y su lealtad incondicional a Arzalluz, quien le dará posesión de la plaza de monaguillo de Ajuria Enea que se ha ganado a pulso, como antes se la ganó Gaspar Llamazares? Así que, querido Melchor Miralles, saca la cámara oculta cuanto antes de la pechera de las misses y ponla urgentemente en los pantalones bajados de quienes se dedican también a utilizar en su provecho el membrete común de la palabra "España".

Fotografía de Antonio Burgos

Antonio Burgos

Columnista del diario ABC

Andaluz, sevillano y del Betis

** Este artículo está publicado en el periódico ABC y posteriormente recogido de AntonioBurgos.com por gentileza del autor