SIN CONCESIONES
Me voy a morir...
Por Pablo A. Iglesias4 min
Opinión13-06-2010
Mi madre siempre me dice que soy un hipocondriaco. Y puede que tenga algo de razón. En cuanto nos duele un dedo, los hombres echamos por tierra el falso mito del sexo fuerte. Ellas aguantan mejor el sufrimiento, sea físico o mental. Nosotros nos ponemos enseguida en lo peor sin ningún motivo. No damos oportunidades a la esperanza porque nuestro instinto masculino quiere soluciones ya y ahora. Pero no puede ser. Los hombres tenemos que rebelarnos contra nosotros mismos. La salud me ha dado dos o tres sustos en la vida y, gracias a ellos, he aprendido muchas cosas. Ahora, los recuerdo como una bendición. Saberte débil te enseña cuáles son las prioridades, te hace querer más a la familia, te empuja a disfrutar cada segundo con los tuyos, te lleva a luchar más por las cosas que anhelas y definitivamente te abre los ojos ante la muerte. Creo que la primera vez que pensé seriamente en la muerte fue al marcharse mi abuela Paz. Cuando eres niño, la gente piensa que no te das cuenta de las cosas pero en tu interior comprendes más allá del simple "la abuela se ha ido al Cielo". Desde entonces, pienso a menudo en mi muerte y en la de los demás. Aunque sea tabú, lo único cierto en este mundo es que todos vamos a morir. No sé quién ganará el Mundial de Sudáfrica y no sé cuándo terminará la maldita crisis económica, pero sí sé que me voy a morir... algún día. Luego deberíamos prepararnos mentalmente para ese último viaje, ya que el cuerpo no siempre avisa. Morirse parece algo malo, pero no lo es. Es lo más natural que hacemos desde que nacemos. Lo malo es que se mueran otros, porque nosotros nos quedamos aquí solos. ¿Acaso no somos así de egoistas? Cuando nuestros seres queridos mueren, se van al Cielo. Allí no hay atascos, no hay estrés laboral, no hay enfermedades, no hay crisis económica, no hace falta trabajar... Entonces, ¿por qué lloramos? Lloramos porque echamos de menos al que acaba de marcharse y, sobre todo, porque solemos arrepentirnos de no haberle amado más. Lloramos por todas esas veces que pudimos decir "te quiero" y no lo hicimos. Lloramos por tantas ocasiones en las que fuimos egocéntricos y nos preocupamos más de nosotros mismos que de la otra persona. Pero esa tristeza tiene remedio. El que está en el cielo ya sabe cuánto le queremos. A quien debemos demostrárselo ahora es a quienes todavía están con nosotros. Cada día tenemos la oportunidad de amar a nuestra pareja, a nuestros padres, a nuestros hermanos, a nuestros amigos y a nuestros familiares para que el día que ellos mueran estemos orgullosos de habérselo demostrado. Tenemos que pensar más en ellos y menos en nosotros mismos. No hay mayor felicidad que la de hacer felices a los que nos rodean. Vivir así nos permitirá estar doblemente satisfechos el día que nos llegue la hora. Satisfechos, primero, de haber exprimido al máximo y hasta el último minuto este don de Dios. Satisfechos, también, de alcanzar la Gloria donde nos esperan aquellos por los que lloramos tantas veces en el pasado. Si mañana me dijeran que me queda un mes de vida, me quedaría paralizado durante una hora. Luego me pondría en pie y comenzaría a preparar mi marcha. Si pensara o supiera que me queda poco, dedicaría todo ese tiempo a demostrar a los demás que les quiero, en lugar de maldecir mi suerte. Nunca me quedaría solo, sino que compartiría cada minuto con la familia y los amigos. Me volvería loco dando todos los abrazos y los besos que me guardé en la infancia o la adolescencia por una absurda vergüenza. Trataría de convencer a los demás para que, en lugar de llorar, celebren una fiesta porque tuve una vida maravillosa. Rezaría a Dios como acción de gracias por todos los regalos que me ha hecho. Miraría con pasión los atardeceres y contemplaría la hermosura de la luna por las noches. Por suerte, creo que no me voy a morir todavía. Sin embargo, ya hago todas estas cosas. No es que sea hipocondriaco, como dice mi madre, es que quiero disfrutar la vida y de todos los que me rodean.
(En memoria de Juan Gil)
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Pablo A. Iglesias
Fundador de LaSemana.es
Doctor en Periodismo
Director de Información y Contenidos en Servimedia
Profesor de Redacción Periodística de la UFV
Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito