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ROJO SOBRE GRIS

Menos y más

Fotografía

Por Amalia CasadoTiempo de lectura2 min
Opinión28-12-2009

En cinco minutos de televisión y tres de revista me he puesto al día de lo que debe de ser la realidad para muchos: que Belén esteban se ha operado, que la novia de Víctor Janeiro quiere triunfar -lo que para ella, que dice ser periodista, significa estar en una televisión nacional- y poca cosa más. Pero también he leído algo que me ha llamado la atención en ese mundo del hablar de la vida de los demás: que Carolina Herrera hija, en su casa, ha suprimido la palabra “comprar”, y que cada uno de sus dos hijos mayores, cada navidad, selecciona cinco juguetes de su otro hermano para regalar a niños necesitados. Me contaba mi marido que Chesterton escribe en algún lugar sobre las bondades de que los niños se queden largos tiempos solos en su habitación jugando. Jugando con nada: jugando con su imaginación. Yo recuerdo que descubrí mi imaginación cuando era pequeña, un día que en el colegio nos pegaron un papel en la pared. Era un papel con mariposas dibujadas. No tenía nada más. Recuerdo que no era especialmente brillante, ni especialmente colorido, ni especialmente nada. Era un sencillo papel de regalo pegado en una pared. Yo no sé la trascendencia exacta que aquel día ha tenido en mi vida. Seguro que de nada hubiera servido si no hubiese estado acompañado de muchas otras cosas. Pocas veces salíamos de casa para ir de compras y nada más. Quizás en alguna ocasión, cuando era evidente que se necesitaba algo. Mi padre siempre ha insistido en la importancia de distinguir lo necesario de lo que no lo es, y, al final, el resultado es que, entre el papel de las mariposas que me hizo consciente de la capacidad para imaginar, y la vida que hemos llevado, el resultado en mí ha sido una tipa bastante austera a la que no le espantan ni la celda de una monja de clausura ni disfrutar de las cosas valiosas por sencillas o selectas que sean. Demasiado. Demasiada tele, demasiados chismes, demasiados juguetes, demasiadas cosas innecesarias. Ésa es la sensación que se me suele quedar de cierta dimensión de la Navidad y de la vida que llevamos: que nos sobran cosas, y nos siguen sobrando cosas a pesar de la crisis, cuando sigue habiendo quienes lo pasan realmente mal. No creo que haya una ecuación matemática que calcule la cantidad de cosas que cada uno debe tener, y creo que es algo que cada cual debe saber encontrar, que no se puede imponer, que es algo personal. Pero creo que parte de la felicidad depende de esa capacidad para distinguir lo que necesito de lo que no, y de la generosidad para compartir, especialmente en los tiempos duros, con quienes a nuestro alrededor- quizás muy, muy cerca- pueden necesitar de nuestra compasión. Por eso, este rojo sobre gris es para esa actitud de fondo de la declaración de Carolina Herrera: tener menos, compartirnos más. Seremos más felices cuanto mejor sepamos distinguir dónde está, verdaderamente, la clave del triunfo de la vida.

Fotografía de Amalia Casado

Amalia Casado

Licenciada en CC. Políticas y Periodismo

Máster en Filosofía y Humanidades

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