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ANÁLISIS DE ECONOMÍA

Fuera del sillón de la CEOE ya

Fotografía

Por Gema DiegoTiempo de lectura3 min
Economía25-12-2009

Echar toda la culpa a los demás de lo malo que a uno le ocurre es una costumbre muy fea. Empeñarse en permanecer agarrado al sillón de presidente de la CEOE, a un cargo desde el que debería dar ejemplo a todos los empresarios de España, cuando se ha metido la pata hasta el fondo del armario es un síntoma de tener más cara que espalda. Y eso y más es lo que le pasa a Gerardo Díaz Ferrán, quien sólo tiene razón en una cosa: en que los pasajeros de Air Comet que se han quedado en tierra “no deberían haber elegido Air Comet para viajar a ningún sitio”. Digo que tiene razón porque bastaba con haberle escuchando responder, hace pocas semanas, una cuestión que le plantearon en el programa Tengo una pregunta para usted. “¿Cómo explicaría que el representante de los empresarios, como es usted, lleve sin pagar a algunos de sus empleados cuatro meses y deba a Hacienda cien millones de euros?”, le espetó una joven de 22 años a Díaz Ferrán. Y él, ni corto ni perezoso, echó balones fuera con lo de Hacienda y contestó que había hipotecado su casa para salvar a la maltrecha compañía. Sus excusas olían a rancio, al igual que su discurso de salvador de la patria y de los trabajadores, que mantuvo durante todo el programa. Después de ver esto, escuchar pronunciar el nombre Air Comet haría salir corriendo al más pintado. Pero como la mayor parte de los mortales no vamos de desconfiados por la vida, 6.500 viajeros compraron un billete y se quedaron sin volar, y más de 600 empleados aguantaron sin cobrar su nómina durante meses esperando tiempos mejores… y sobre todo porque no está la coyuntura como para dejar un trabajo a las primeras de cambio cuando la incertidumbre para encontrar otro es total. Este desastre ha obligado hasta al Ministerio de Fomento a salir a dar la cara, en un espectáculo pre-navideño que recuerda al que provocó hace tres años otra compañía aérea, Air Madrid. Según Díaz Ferrán, la culpa es de un juez inglés que ha venido a aguarle la fiesta en plena Navidad; de unos millares de incautos viajeros; y de un tal Arnold Leonora a quien vendió la compañía el pasado 1 de diciembre. De hecho, ya ni sabe si es accionista de la aerolínea. Muy triste esta lista de incoherencias en boca del presidente de la patronal. Porque hasta aquí quería llegar: podemos compadecerle por haber tomado una lista de decisiones erróneas, por llegar a bordear la legalidad para escapar de la quiebra, aunque parezca a todas luces un sinvergüenza redomado. Pero no podemos tolerar que este sinvergüenza redomado siga al frente de la CEOE y se siente a negociar la reforma laboral con el Gobierno y los sindicatos. Ha dejado de ser un interlocutor válido y ya no representa a decenas de empresarios esforzados, honrados y con verdadera conciencia de que su labor es una contribución al desarrollo social y no sólo un medio de llenarse con bolsillos con trapacerías. Que dimita de una vez y deje la presidencia a alguien que lo merezca de verdad.

Fotografía de Gema Diego