MEMORIA HISTÓRICA
El ‘juez estrella’, desde los GAL y Pinochet hasta la Gürtel o el chivatazo
Por Esteban del Pozo4 min
España31-05-2009
Su pasión por la política le llevó a ir de número dos en las listas del PSOE. Persiguió a Pinochet recurriendo a la Justicia Universal. Fue el primero de una saga conocida como “jueces estrella”. Así es el magistrado de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón. Una persona que ha acaparado muchas portadas de periódicos por sus decisiones e investigaciones polémicas. Los más de veinte años de carrera judicial le han conducido a situaciones y posiciones totalmente encontradas entre sí.
La primera vez que el nombre de Garzón empezó a sonar a la opinión pública fue en el caso GAL contra el terrorismo de Estado contra ETA desempeñado por el Gobierno socialista de Felipe González. La publicación acerca de esto por parte de Diario 16 provocó que un juez de la Audiencia Nacional empezara a investigar qué estaba ocurriendo exactamente. Un proceso que se vio interrumpido cuando ese magistrado, Baltasar Garzón, pasó a ser número dos de las listas del PSOE por Madrid en las elecciones generales del 93 con la esperanza de ocupar un puesto importante en el Ejecutivo de Felipe González como el de Ministro de Justicia, pero no fue así. Garzón decidió apartarse del mundo de los mítines y discursos y retomó la investigación de los GAL con tal fuerza que el entonces ministro del Interior, José Barrionuevo, y su número dos Rafael Vera acabaron entre rejas. Además el juez y apuntó hacia el máximo responsable de los GAL y en su nombre puso una “X”. Esta fue una de las causas de la caída del Gobierno de Felipe González y la llegada al poder de José María Aznar. Durante el mandato de los populares Garzón pasó a convertirse en el cirujano de hierro que judicialmente atacaba a ETA. El cierre del diario proetarra Egin o la persecución a los terroristas callejeros son solo unos ejemplos. Pero el protagonismo de Garzón no se ceñía únicamente a lo que ocurría en España. En aquellos años también recurrió a la Justicia Universal para juzgar al dictador chileno Augusto Pinochet por la represión de su Gobierno en Chile. La polvareda que levantó este auto catapultó a la fama internacional a Garzón. Un debate muy intenso a favor y en contra de este proceso y la supuesta delicada salud de Pinochet conllevó que este finalmente no entrara en prisión y que el juez ocupara las primeras páginas de los periódicos más importantes del mundo. Hechos como este incluso le situaron en alguna ocasión en la órbita del premio Nobel de la Paz. Tampoco ha sido la justicia el único campo de acción de este magistrado. Varios libros escritos sobre él mismo y otros tantos de otras personas acerca de él han aumentado su popularidad. Además hay que contar sus innumerables conferencias y clases en diferentes universidades como la de Nueva York. Esta última actividad le deparó un susto porque se supo que mientras impartía charlas en estos centros y cobraba por esta actividad también recibía su sueldo íntegro como magistrado de la Audiencia Nacional. El Tribunal Supremo ha terminado archivando este caso. El estar presente en todos los casos de relevancia mediática hasta los límites de su competencia es la nota predominante en este juez. El caso del ácido bórico es el mejor de los ejemplos. Durante la instrucción del 11-M, el diario El Mundo, sacó a la luz una falsificación de un informe oficial en el que se suprimía una referencia a ETA por la presencia de ácido bórico en un piso incautado a la banda terrorista al igual que en los focos de la explosión de Atocha. Caso ácido bórico A pesar de que obviamente no se trataba de un delito de terrorismo, de los que se encarga la Audiencia Nacional, Garzón se hizo cargo del proceso deslizando la culpa hacia una supuesta “prefabricación intencionada” de los policías en vez de culpar a los superiores de la Policía Científica. En otras situaciones el límite lo ha sobrepasado e incluso se ha visto salpicado por los casos que estaba juzgando. Así sucedió durante la negociación entre el Gobierno y ETA cuando antes de una redada policial contra una herriko taberna, proceso del que se encargaba Garzón, los terroristas recibieron una llamada presuntamente procedente de la propia Policía alertando de la operación, lo que frustró esta acción contra el aparato de extorsión de la banda. Se trata del caso chivatazo que desde hace tres años se encuentra bajo secreto de sumario. Tras su investigación sobre los desaparecidos del franquismo, la última vez que el juez se ha situado en el centro de la política nacional fue por medio de la investigación de la operación Gürtel en la que investigó una supuesta trama de corrupción que afectaba a cargos del PP. Desde el inicio, los populares se mostraron en contra de que este magistrado investigase la causa. Rechazaban su competencia, pretendieron sin éxito personarse en la causa y recordaron en numerosas ocasiones el pasado socialista del magistrado, quien finalmente acabó derivando la causa a los Tribunales Superiores de Justicia de Madrid y Valencia al haber implicados en la causa diputados autonómicos populares de cada comunidad.