ANÁLISIS DE INTERNACIONAL
Menos focos de conflicto
Por Isaac Á. Calvo
2 min
Internacional08-03-2009
La actualidad internacional dejó la semana pasada la sensación de que hay dos focos de conflicto que empiezan a suavizarse: China-Taiwán y Palestina-Israel. En ambos casos, se trata de enfrentamientos que duran décadas y que no tienen fácil solución. Por eso, cualquier avance que en ellos se produzca debe ser bienvenido. Las relaciones entre China y Taiwán siempre han sido muy tensas desde que triunfó la revolución de Mao y los derrotados se instalaron en la isla taiwanesa. La distancia entre vencedores y vencidos no era mucha geográficamente pero sí política y económicamente. Mientras China abrazaba el comunismo y se acercaba a la Unión Soviética, Taiwán apostaba por el capitalismo y buscaba apoyo en Estados Unidos. La política de bloques se hacía presente. El gobierno chino desde entonces reclamaba la soberanía de Taiwán y realizaba acciones intimidatorias. Por eso, es importante el mensaje lanzado la semana pesada por Pekín, en el que se dice que están preparados para establecer conversaciones políticas y militares con sus vecinos de Taiwán. Es un paso muy relevante que puede acabar con años de conflicto. Aun así y aunque se esté progresando, no conviene que se desborde el optimismo porque el camino que queda por recorrer presenta dificultades y porque China también acaba de anunciar un incremento en su presupuesto de defensa. Ambas cosas no tienen por qué estar relacionadas, pero hay analistas que desconfían y apuntan a que se está lanzando un doble mensaje. En el caso del conflicto en Oriente Próximo, días atrás se produjo el acercamiento y el propósito de enmienda entre las diferentes facciones palestinas. La semana pasada, la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, visitó la región para mostrar la política que la nueva Administración estadounidense tiene al respecto y para impulsar el proceso de paz entre Israel y Palestina. Fue un viaje en un momento oportuno pero que no debe quedarse sólo en el simbolismo pues para resolver el problema es necesario que haya implicación constante de todas las partes.
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Isaac Á. Calvo
Licenciado en Periodismo
Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación
Editor del Grupo AGD