ANÁLISIS DE SOCIEDAD
Precampaña
Por Almudena Hernández
2 min
Sociedad15-04-2007
A los políticos les pasa lo mismo con las elecciones que a los niños cuando se acerca el día de Reyes. Dejan las buenas obras para el final o, por lo menos, la apariencia de buenas obras. Pero los políticos, como los niños, quizás no son conscientes de que el curso no se aprueba estudiando el examen la víspera, aunque de vez en cuando suene la flauta. De lo último sorprendente en la actividad de los candidatos ha sido aparecer en las procesiones de Semana Santa, mientras que los que ostentan el poder en el lugar de turno se afanan por quitar el polvo a los fondos que llegaron a sus arcas a través de distintas subvenciones, para que los ciudadanos vean lo bien que hacen en poner diez farolas en cien metros cuadrados... De tanto portarse mal a los políticos quizás les pase lo que a los niños traviesos y vagos que no quieren explotar su inteligencia, que los ciudadanos depositen para ellos mucho carbón. Por muchas farolas que quepan en cien metros cuadrados y muchas fotos que se hagan con niños y abuelos, el día a día sigue teniendo los mismos problemas sin resolver a pie de calle. Nunca el valor de un café causó tanto revuelo... No siempre los niños encuentran junto a la chimenea el regalo que pidieron a los Reyes Magos. No siempre los políticos hallan el poder al que aspiraron: la diferencia entre sueldos y el coste real de la vida, la inmigración, los recursos energéticos, la educación, las listas de espera, la atención a los enfermos, el paro y las hipotecas. Los ciudadanos de la calle, que ya hace tiempo que descubrieron la incógnita de los Reyes Magos, ya se han dado cuenta de lo que verdaderamente pueden pedir a sus políticos. "El que no se atreve a ser inteligente, se hace político", dijo Jardiel Poncela.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo