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ORIENTE PRÓXIMO

Al Qaeda amenaza a los soldados de la ONU desplegados en Líbano

Por Luis Miguel L. FarracesTiempo de lectura3 min
Internacional17-09-2006

La Historia sigue su rumbo en Oriente Próximo. Tras la guerra entre Hezbolá e Israel, cuyo punto y final se puso el pasado 14 de agosto, los políticos libaneses y hebreos se ocupan de diferentes menesteres. Mientras los israelíes comienzan a hacer autocrítica de la gestión del conflicto, algo que puede hacer temblar al primer ministro, Ehud Olmert, en Líbano reciben a los primeros soldados internacionales que ampliarán la Fuerza Internacional de Naciones Unidas en Líbano (FINUL). Una misión, que al parecer, no será bienvenida por todos.

Al menos así hace pensar el comunicado emitido por la cadena de televisión árabe Al Yazera en el que la segunda cabeza más visible de Al Qaeda, Ayman Al Zawahiri, advierte de que “las tropas internacionales de la ONU son enemigas del Islam.” Zawahiri tuvo también palabras para la resolución de Naciones Unidas que puso fin a la guerra entre Hezbolá e Israel: "El mayor problema con la resolución 1.701 y con resoluciones similares diseñadas para humillar a los musulmanes es su declaración de la existencia del Estado judío. También aísla a los muyahidin en Palestina de los musulmanes en el Líbano por la presencia de fuerzas internacionales, que son enemigas del Islam" expuso el número dos de Al Qaeda. Su opinión contrasta de sobremanera con la del primer ministro del país de los cedros, Fuad Siniora, que no reparaba en agradecimientos hacia el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, con motivo del despliegue de los aproximadamente 800 soldados bajo auspicio de la ONU en el sur del Líbano, afirmando que “son amigos” y que “serán tratados en todos los pueblos como si fueran familiares.” Está por ver quién será el líder de opinión en la zona, Zawahiri o Siniora. Mientras, desde la Cumbre de Países no Alineados de La Habana, el presidente libanés, Emile Lahoud, abogaba claramente por la cooperación internacional para poner punto y final a los problemas entre Beirut y Tel Aviv: "Tenemos oportunidades para lograr la paz que por más de 50 años no ha sido posible, pero lo más importante es una paz sin derramamiento de sangre, la fuerza no va a resolver los problemas". Pero, pese al buen tono de sus declaraciones, Lahoud no dudó en denunciar que Israel, "a través de la agresión, busca someter al Líbano y destruirlo con impunidad y con el más profundo desprecio por el derecho internacional y las normas de conducta de una guerra.” Además, el mandatario libanés quiso dar un tirón de orejas a Occidente por la lentitud con la que ha decidido coger las riendas del conflicto: "la arrogancia de Israel se complementa y, a veces, es apoyada por la imparcialidad de EEUU y algunas potencias occidentales (...)Israel ha destruido todo lo que hacía del Líbano un estado viable mientras el mundo, en su mayoría, mantenía silencio", declaró. Israel mira atrás para esclarecer errores. Es turno para la autocrítica en Tel Aviv. Las voces que denuncian supuestos errores en la gestión de la guerra contra Hezbolá son cada vez más numerosas. Fruto de las críticas, ya ha caído el primer cargo oficial del Ejército, y no uno cualquiera. El general Uri Adam, comandante del Ejército del norte y responsable de la campaña de Líbano, dimitía la pasada semana por supuestas “divergencias” con otros miembros del Alto Mando israelí. Estas “divergencias” tienen su origen al parecer en la decisión del jefe de las Fuerzas Armadas hebreas, general Dan Halutz, de poner un supervisor castrense a Adam a las pocas semanas del estallido de la guerra contra el Partido de Dios dadas las críticas contra supuestos “fallos en la conducción de las operaciones”, algo que no sentó nada bien a Adam. Precisamente el testimonio de Adam será decisivo dentro de la Comisión de Investigación que el primer ministro israelí, Ehud Olmert, se ha visto obligado a abrir para acallar las críticas a su gestión, y la de determinados mandos militares, del conflicto. La investigación estará dirigida por un juez jubilado de la Corte Suprema, y algunos adversarios políticos de Olmert, como el ministro de Defensa, el laborista Amir Peretz, dudan ya de su eficiencia e imparcialidad.

Fotografía de Luis Miguel L. Farraces