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CRÓNICAS DEL ESPACIO INTERIOR

El cochero del matón

Fotografía

Por Álvaro AbellánTiempo de lectura2 min
Opinión22-01-2006

El abuso del Señor no sólo tiene repercusiones vejatorias en su pueblo. También en él mismo y, fatalmente, en quienes le rodean. Porque el mal se extiende y el esbirro del líder se forma, o deforma, por el trato con su jefe. Si decíamos que el actual Gobierno desgobierna, por su aplicación arbitraria de la ley, nos quedaba por ver a cocheros de los líderes regionales desafiando a la policía municipal. Lo peor del Comité Federal del PSOE del pasado sábado ya ha salido publicado en los medios: un acuerdo sobre el Estatuto cuyo contenido no ha sido pactado ni con los líderes regionales; una insinuación sobre una próxima ley sobre el alcohol similar a la ley anti-tabaco; una cantidad de barbaridades contradictorias sobre el proyecto de Estado; una peculiar división en el partido que contrasta con el sólido liderazgo de Zapatero -divide a tus bases y serás más fuerte, debe de haber aprendido de Maquiavelo-. Sin embargo, metáfora práctica de lo que está por venir se dio ya en la calle Ferraz, en las puertas de la sede socialista, donde se celebró el Comité. Allí, más de 20 coches oficiales de los líderes regionales del PSOE estaban aparcados en doble fila mientras los cocheros descansaban cafeterías cercanas. Cuando un vecino intentó sacar su coche del garaje, empezó a pitar para que retiraran los vehículos, y uno de los cocheros salió de la cafetería y se enfrentó chulescamente al vecino. Éste fue quien llamó a la policía. Cuando ésta llegó, los cocheros se enfrentaron a los municipales y les increparon cosas que “yo no os he visto en Génova”. Finalmente, y a la tercera multa, decidieron coger los coches y dar unas vueltas a la manzana para aparcar… como todo el mundo. El siervo del amo tiene poca culpa de esto. Aprende de su señor. Si el patrón es vicioso, irresponsable, arbitrario y maleducado… no le podemos pedir otra cosa a sus vasallos. La anécdota no pasa de complicar aún más el trafico de Madrid con una escandalosa doble fila de más de veinte coches en una calle estrecha y cargada de tráfico. El problema es lo que simboliza o, incluso, lo que anticipa. Lo que ya anunciábamos la pasada semana en Fuera de la ley. Como dijo el profeta: “Quien tenga oídos para escuchar, que oiga”.

Fotografía de Álvaro Abellán

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Doctor en Humanidades y CC. Sociales

Profesor en la UFV

DialogicalCreativity

Plumilla, fotero, coach