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SIN CONCESIONES

Encantador de serpientes

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura2 min
Opinión29-09-2005

Han tardado más de año y medio. Pero por fin alguien ha desenmascarado a Zapatero. Algunos nos hemos dado cuenta de que detrás de esa sonrisa perenne y esos ojos grisaceos no hay nada. Especialmente curioso resulta que haya sido una senadora de Izquierda Unida la que ha desvelado la poción mágica del socialista español. Zapatero es un "encantador de serpientes" que encandila a sus víctimas con la flauta mágica del talante. Escucha a todo el que tiene que decirle algo que decirle y luego hace lo que le da la gana. Bueno, en realidad, no es tan dialogante como dicen. A algunos se niega a recibirlos. Algunas víctimas del terrorismo, parte de los familiares de los muertos en el incendio de Guadalajara y una asociación de padres de familia han sufrido el veto del presidente del Gobierno. La definición de "encantador de serpientes" le viene como anillo al dedo a Zapatero. Con la música del progresismo encandila a las masas: retira las tropas de Iraq, legaliza el matrimonio homosexual, mejora el salario mínimo e incrementa las pensiones. Pero cuando la sintonía concluye, el hechizo se rompe y vuelve la realidad: subida de impuestos, envío de soldados a Afganistán, pisos de 30 metros, negociación con los terroristas de ETA, sumisión a Marruecos y respaldo al estatuto catalán. La popularidad de Zapatero ha caído 16 puntos en apenas año y medio. Su valoración está por debajo de la de ministros como Solbes, Bono y De la Vogue. Ni siquiera Aznar perdió tanto apoyo popular y tan rápido tras el accidente del Prestige o la guerra de Iraq. El encanto del adiestrador de víboras que es Zapatero parece llegar a su fin. Incluso, algunas de sus propias serpientes parecen hartas de sus equilibrios circenses con los nacionalistas y demás amigos de Maragall. Los malabares de Zapatero ya no sorprenden ni a los niños. Hasta mi sobrino de tres años dice que hace "tonterías". Todas sus esperanzas de futuro están depositadas en la negociación con ETA. Cree que el final del terrorismo vasco puede concederle un segundo mandato con mayoría absoluta. Es posible pero no tan probable como él piensa. Ni las víctimas ni el resto de la sociedad española están dispuestas a pagar un precio político a quienes han asesinado a más de mil personas. Ojalá consiguiera poner fin a tanta violencia. Ojalá. Aunque las contraprestaciones que exigen los etarras podrían costarle la confianza que todavía conserva de los ciudadanos. Sus trucos de magia han quedado al descubierto. Casi nadie se cree ya lo del talante, el diálogo y la sonrisa. Cada vez son menos los que quedan adormecidos ante su música porque la flauta de este encantador de serpientes está dejando de surtir efecto.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito