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CRÓNICAS DEL ESPACIO INTERIOR

Yahoo! y China contra la libertad

Fotografía

Por Álvaro AbellánTiempo de lectura2 min
Opinión11-09-2005

La República Popular China, el Estado que menos respeta los derechos humanos, tiene gran éxito en su lucha contra la libertad de expresión, la democracia y los derechos del hombre. Al control totalitario y militar que ejerce en su oscuro territorio -innumerable sumario de encarcelamientos, muertes sospechosas, torturas y persecuciones- suma ahora el dominio sobre Internet. Yahoo, Google y Microsoft colaboran con el Gobierno chino a cambio de un pedacito de mercado. Así, buscar “democracia”, “libertad”, “derechos humanos”, “Tíbet libre” y otras expresiones similares en las páginas de estos gigantes de la red resulta imposible desde cualquier punto de China. Es más, el internauta chino se ve amonestado por su osadía con este mensaje como respuesta a su búsqueda: “Esta página no debería contener discursos prohibidos tales como esa blasfemia”. La mayoría de los medios de comunicación que se han hecho eco de esta noticia ven una extraña contradicción en las actitudes de estas compañías estadounidenses. ¿Cómo empresas democráticas y liberales pactan censura y ganan mercado en un país comunista que restringe la libertad de sus ciudadanos? Sin embargo, nada es realmente más razonable que este matrimonio de conveniencia pues, como dijo Juan Pablo II, capitalismo y comunismo son dos caras de la misma moneda. La “moneda”. Qué mejor símbolo para representar el fondo materialista que late, en efecto, en estas dos ideologías alienantes. La moneda nos recuerda que hasta el alma tiene un precio. La moneda nos recuerda que el mundo y las personas pueden medirse por su eficacia, productividad, gasto, utilidad, interés o beneficio. La moneda nos recuerda que el mundo es materia intercambiable. La moneda nos recuerda que el hombre es una pieza más -las piezas no deben pensar, ni ser libres- de un sistema ideológico-económico que busca perpetuarse. Capitalismo y comunismo se diferencian por sus formas, no por su fondo. Ambas ideologías tienen un solo Dios, que ni es trascendente ni es siquiera el hombre, sino el poder y la voluntad de dominio. Uno lo quiere en forma de dinero. El otro, en forma de Estado. La historia, hasta hoy, ha querido que capitalismo y comunismo caminasen enfrentadas. Pero no es necesario y, ahora, ni siquiera es conveniente. Cabe una gran alianza entre ellas, un matrimonio de conveniencia que aúne voluntades materialistas para aplastar, durante otro siglo, las libertades, derechos, expresiones e iniciativas del hombre no alienado. Para aplastar, también en el siglo XXI, al espíritu del hombre.

Fotografía de Álvaro Abellán

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Doctor en Humanidades y CC. Sociales

Profesor en la UFV

DialogicalCreativity

Plumilla, fotero, coach