MÚSICA
Bob Dylan deja con la boca abierta a Europa
Por Eduardo Iglesias2 min
Espectáculos18-07-2004
El cantautor de Minnesota ha recorrido Europa durante un mes ofreciendo recitales en Reino Unido, Irlanda, Alemania, Francia, Italia y Portugal. España ha sido el país que mayor número de conciertos ha acogido con un total de siete. Si el día 7 tocó en Barcelona, el 14 de julio tuvo su cita en Alcalá de Henares, muy cerca de Madrid, donde se dieron cita 12.000 personas para escuchar a Dylan y a Amaral, que ejercían de teloneros de lujo.
Dylan llegó a España con su banda, con dos guitarristas, un bajo y un batería, y con él al teclado, sentado en todo momento y cubierto por un sombrero de ala ancha. Su banda vestía al igual que él, de traje, pero de un color más claro. El fondo del escenario lo cubría sobriamente un tapiz con un ojo con una corona, símbolo de la gira Avalon Ballroom Tour. Abrió sus dos horas de concierto con The wicked messenger, extraída de John Wesley Harding. Desde el principio el concierto transitó por los caminos de un rock n´ roll que derivaba hacia el blues, el country y el folk. Parte del público empezó a moverse y no paró hasta que llegó el silencio. En Alcalá Dylan se guardó los temas más conocidos de su repertorio para el final. Pareció que tocase para sí mismo, sin dirigirse al público y con los temas tan versionados que se hacían irreconocibles. A pesar de ello la unión de su personalidad ya mítica, su impresionante repertorio y una banda brillante hizo vibrar al público. El sonido fue potente y muy rockero -como en Highway 61 revisited-, salvo algunos temas donde se pasó a la guitarra acústica, el contrabajo y el violín. Entre el público, que iba desde los 60 hasta los 10 años, muchos se movieron desde el primer tema hasta el último. Con los bises llegó el guiño al público asistente, que ya estaba totalmente volcado y estuvo aplaudiendo varios minutos hasta que Dylan y su banda volvieron al escenario. Antes de la despedida presentó a sus músicos y entonó dos canciones inolvidables: Like a rolling stone y All along the watchtower. La primera encendió totalmente a los asistentes que coreaban la letra, lo que Dylan les devolvió haciendo mutis en el último estribillo para que ellos lo cantasen. All along the watchtower fue una despedida larga de unos músicos que se lucían y de la voz rota de Bob Dylan.