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JUSTICIA

EE.UU. desiste de solicitar la inmunidad para sus ciudadanos

Por Ángela González RodríguezTiempo de lectura2 min
Internacional27-06-2004

Esta vez no tenían el apoyo suficiente. Finalmente, y tras arduas deliberaciones y negociaciones con todas las partes implicadas, el equipo de Gobierno de George W. Bush ha decidido cejar en su empeño de mantener la inmunidad de todos los estadounidenses -civiles y militares- que desempeñan sus labores en alguna misión de paz ante la Corte Penal Internacional (CPI).

Ésta era la tercera vez que desde la Casa Blanca se presentaba, al igual que en 2002 y 2003, un proyecto de resolución ante el Consejo de Seguridad para que durante 12 meses no pueda ser "investigado ni enjuiciado" en la CPI ningún ciudadano estadounidense que participe en una misión de paz. Cabe decir que ésta no es la primera vez que la situación preferente desata ampollas en la Comunidad Internacional, pues ya desde la fecha en que se instituyó la Corte Penal Internacional (julio de 2002), EE.UU. señaló que sus ciudadanos no estaban sujetos a la jurisdicción de esa Corte -que se estableció para juzgar los crímenes de guerra y de lesa humanidad, incluyendo el genocidio, asesinato, tortura, rapto, deportación y esclavitud- alegando que, al no firmar el Tratado de Roma (por el que se creó la CPI) no estaban vinculados a los acuerdos que en él se suscribieron. En palabras del vice embajador estadounidense ante la ONU, James Cunningham, “Estados Unidos ha decido no continuar (con el intento de lograr la inmunidad) (...) para evitar un debate prolongado y que causa divisiones". No obstante, parece que hay motivos más que poderosos para renunciar a esta petición. Entre otros obstáculos que se interponían entre EE.UU. y su tercer año de inmunidad consecutiva se encontraban la tajante oposición del Secretario General de Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, quien señaló que esta situación de excepción es “un grave error” que desencadenaría la división interna del Consejo de Seguridad de la ONU y los recientes escándalos provocados por la comisión de torturas y tratos vejatorios a los prisioneros de la cárcel iraquí de Abu Grhaib a manos de soldados estadounidenses. Si estas circunstancias se añaden las repetidas amenazas por parte de EE.UU. de retirar su apoyo a las misiones de paz si no se le concedía la prórroga para los próximos 12 meses, es comprensible que el Gobierno de EE.UU., carente del apoyo mínimo requerido de nueve de los quince miembros de Consejo, haya retirado su propuesta.