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CASO YUKOS

El mayor grupo petrolero ruso logra un acuerdo para evitar la quiebra

Por Eva OlarteTiempo de lectura2 min
Economía19-06-2004

Uno de los principales cambios que trajo consigo la era postsoviética fue, cómo no, la privatización de propiedades estatales. Hoy, se sabe que en Rusia que más de un empresario aprovechó aquella circunstancia para amasar fortunas abismales. Yukos fue entonces privatizado y hoy, el que fuera presidente ejecutivo de la compañía, Mijail Jodorkovski, y su principal socio, Platon Neberev, son dos de los hombres más ricos del país.

Neberev lleva detenido y encarcelado desde hace casi un año, y Jodorkovski desde el pasado mes de octubre, ambos acusados de fraude, malversación y evasión de impuestos. Para muchos expertos y analistas rusos el caso está claro. Jodorkovski, no sólo encarna el aliento de la oposición al presidente Putin, sino que, con la ayuda de empresas estadounidenses, estaba a punto de acabar con el monopolio estatal sobre la red de oleoductos en Rusia. Las acusaciones que pesan ahora sobre el magnate no son, por tanto, más que parte de lo que la prensa liberal ha denominado una cacería judicial; pues, en realidad, de lo que se le acusa a Yukos es de haber minimizado sus impuestos mediante planes fiscales absolutamente legales y utilizados por todas las grandes compañías. Putin, por su parte, niega la existencia de semejante cacería y subraya la necesidad de combatir la corrupción que, tras la caída de la URSS, permitió a un puñado de oligarcas enriquecerse a costa de las propiedades estatales. El miércoles de la semana pasada comenzó el juicio por el caso y, según la defensa del propio Jodorkovski, se prevé bastante largo. Por otro lado, el pasado viernes 18, el Tribunal de Arbitraje de Moscú daba el visto bueno a la multa que el Ministerio de Hacienda ruso había pedido imponer a Yukos. A saber, 3.400 millones de euros en concepto de impuestos no pagados en el año 2000. La petrolera ya había anunciado en mayo que no podría hacer frente a la sanción si finalmente ésta se hacía efectiva. Movida por el único deseo de evitar la bancarrota, se ha visto obligada a llegar a un acuerdo con el Estado. Así, la dirección de Yukos se ha ofrecido para comprar a sus mayores accionistas el paquete de control de acciones, con el fin de entregarlas a “inversores aprobados por el Estado”. También ha propuesto vender parte de sus haberes a las petroleras estatales, con el compromiso de destinar parte de los beneficios a saldar la deuda de la compañía con el fisco. Para la mayoría de los analistas, este acuerdo viene a confirmar la teoría inicial de que la ofensiva legal fue lanzada para controlar a la gallina de los huevos de oro de la economía rusa.