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CICLISMO

Cunego sube a lo más alto

Por Miguel VenegasTiempo de lectura1 min
Deportes30-05-2004

El Giro de Italia ya tiene nuevo campeón. Damiano Cunego se ha convertido en el nuevo ídolo del pelotón italiano. A sus 22 años, el nuevo prodigio del Saecco se lleva su primera gran carrera por etapas. No lo tuvo fácil: la última semana de Giro comenzó con Yaroslav Popovych luciendo la maglia rosa, pero acabó siendo un homenaje a ciclistas de la talla de Alessandro Petacchi, Stefano Garzelli y Pavel Tonkov.

Sin embargo, el ucraniano, figura en un equipo sin gregarios, no pudo impedir que Cunego volviese a aparecer en las últimas rampas de los Alpes. Cunego, aprovechando los marcajes al anterior campeón, su compañero Gilberto Simoni, atacó en solitario y demostró su gran fortaleza y su calidad en la alta montaña. El mítico corredor de los Dolomitas encumbró al italiano, que asombró a quienes aún no acababan de tomarle en serio. El mayor espectáculo se vivió en las dos etapas previas al paseo por las calles de Milán. En la antepenúltima etapa, Simoni buscó sus últimas opciones al triunfo final, a costa de atacar a su compañero Cunego en el paso de Gavia; pero el joven líder aguantó a la perfección y tuvo la fortaleza de superar a Simoni en la línea de meta. Y en la siguiente, Cunego acabó por consagrarse en la cima más legendaria de la ronda italiana, el Mortirolo, en una etapa que ganó el campeón de 2000, Stefano Garzelli. También se pudo anotar una victoria su compañero Tonkov, ganador en 1996. La llegada a las calles de Milán el paseo del domingo, por Milán, acabó homenajeando a la nueva estrella italiana. Pero el espectaculo también lo puso el sprinter Alessandro Petacchi. El corredor más rápido del mundo rubricó su recital, todavía más histórico que en 2003, con su noveno triunfo de etapa. El italiano del Fassa Bortolo ridiculizó a sus rivales y comienza el año con unas cifras que ya entran en la historia del ciclismo. El Giro se acabó. Los italianos tuvieron su gloria y su espectáculo particular. Los españoles apenas se dejaron ver y sólo Juan Manuel Gárate (del Lampre) maquilló la pobreza del pelotón español con su décimo puesto final.