REPORTEROS DE GUERRA

Se cumple el primer aniversario de la muerte de Julio A. Parrado y de José Couso

Por Elena Villegas2 min

Comunicación11-04-2004

Julio A. Parrado moría en un antiguo almacén agrícola abandonado, en una construcción de adobe que vio como un refugio desde el que redactar sus crónicas. José Couso se encontraba en el Hotel Palestine de Bagdad, en el piso 14, desde el cual estaba filmando la llegada de los tanques estadounidenses a la capital iraquí.

Uno de esos tanques disparó hacia el Palestine, en el que se alojaban José Couso y la mayor parte de informadores de todo el mundo enviados a Bagdad a cubrir la guerra de Iraq. En el caso de Parrado, fue un misil de las milicias de Sadam el que impactó en el lugar en el que se encontraba. Esa es la diferencia que motiva que los homenajes del cámara vayan acompañados de unas reivindicaciones de las que carecen los del redactor. El ejército de la Coalición liderada por Estados Unidos debía saber que el objetivo al que estaba disparando era el alojamiento de la prensa internacional, es decir, de civiles procedentes, en su mayor parte, de países aliados. Las tropas de Sadam apuntaban contra soldados enemigos, con los que marchaba Parrado para informar desde primera línea. Un año después, el periodista de El Mundo es recordado únicamente por las personas más cercanas a él, mientras el cámara de Telecinco se ha convertido en emblema de la lucha contra la ocupación de Iraq. Miembros del Colectivo Hermanos, Amigos y Compañeros de José Couso acudieron al Hotel Palestine el 8 de abril para conmemorar el aniversario de su muerte, para exigir una investigación independiente de las circunstancias en las que murió y para gritar “¡No a la guerra!”. El acto fue acompañado, desde Valencia, Oviedo, Ribadeo y la ciudad francesa de Lyon, por sendas concentraciones lideradas, como viene siendo habitual los días 8 de cada mes, por otra frente a la embajada de Estados Unidos en Madrid. El homenaje a Julio A. Parrado se ha celebrado en Córdoba, su tierra natal, en la plaza que, a raíz de su fallecimiento, lleva su nombre. Desde allí, sus amigos y compañeros marcharon hasta la Plaza Periodista José Couso, donde también se acordaron de su compañero y guardaron dos minutos de silencio. Dos minutos por dos muertes; la de dos informadores que no podrán volver a contar la Historia.