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BOMBA EN MOCEJÓN

Una bomba y tres cartas camuflaban los nuevos intentos terroristas

Por Cristina Iglesias DíazTiempo de lectura2 min
España04-04-2004

Un paraje solitario: la vía del AVE a su paso por Mocejón, un pueblo a quince kilómetros de Toledo. El viernes, sobre las once y media de la mañana, el kilómetro 61 del recorrido del AVE Madrid-Sevilla se convertía en el protagonista del día, cuando un vigilante de Renfe descubría alojado entre las vías un paquete sospechoso.

Se trataba de una bolsa de plástico abandonada entre las vigas de hierro, de la cual sobresalía un cable unido a un detonador. Inmediatamente, la Guardia Civil se trasladó a la zona junto con miembros de los servicios de desactivación de explosivos (GEDEX), quienes desactivaron el artefacto y lo trasladaron el laboratorio criminalístico para examinarlo. La composición de la bomba, doce kilogramos de Goma 2 ECO y un detonador de cobre, indicaba que podría tratarse de los mismos criminales que cometieron el brutal atentado del 11-M. Las investigaciones hacían pensar que el objetivo de este ataque fallido era hacer descarrilar y estallar el tren, lo cual podría haber causado la muerte a más de 330 personas. El ministro del Interior en funciones, Ángel Acebes, afirmó en una comparecencia pública que el artefacto debió ser abandonado en la vía después de las siete y media de la mañana, hora en la que tuvo lugar la última ronda de vigilancia y en la cual no se descubrió nada extraño. Además, durante la noche anterior había llovido en la zona y la bolsa estaba seca. Acebes declaró también que los terroristas no ocultaron la bomba, por lo que se sospechaba que hubieran tenido que huir precipitadamente. El servicio ferroviario que transitaba por la zona quedaba inmediatamente interrumpido, como principal medida de seguridad, y se procedió a la revisión “kilómetro a kilómetro” de la vía. Se puso en marcha la célula de crisis activada en el 11-M, presidida por el secretario de Estado Ignacio Astarloa. Se unían a las labores de vigilancia las Fuerzas Armadas, el Cuerpo Nacional de la Guardia Civil y los guardas de Renfe. Este hecho ha aumentado la preocupación por nuevos ataques terroristas en España, azuzada especialmente por una serie de paquetes bomba dirigidos a tres medios de comunicación madrileños, interceptados en Zaragoza. Las tres cartas bombas iban dirigidas al director de informativos de Antena 3, al presidente fundador de La Razón, Luis María Ansón, y al periodista de la cadena COPE y Libertad Digital, Federico Jiménez Losantos. Las bombas, que contenían 60 gramos de cloratita y pólvora, fueron interceptadas en la oficina de Correos del pueblo zaragozano de El Portillo, al pasar por el escáner. Los artificieros del Tedax desactivaron satisfactoriamente los artefactos y evitaron que los terroristas sumaran a su particular batalla tres nuevas victimas, a tan solo 23 días de su último golpe en Madrid.