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FONDO MONETARIO

Las potencias europeas bloquean la candidatura de Rodrigo Rato al FMI

Por Juanjo AlonsoTiempo de lectura1 min
Economía27-03-2004

Silvio Berlusconi bloqueó la elección de Rodrigo Rato para dirigir el Fondo Monetario Internacional (FMI) al presentar un candidato alternativo de última hora: Mario Monti, comisario europeo de la Competencia. El primer ministro italiano advirtió al finalizar el Consejo Europeo que el nombramiento de José Manuel González-Páramo en el directorio del Banco Central Europeo (BCE) deja en segundo o tercer lugar la candidatura del vicepresidente y ministro de Economía en funciones.

Berlusconi alegó que dos puestos tan importantes no pueden recaer en manos de representantes de un mismo país, aunque sea en instituciones diferentes. Durante la cumbre de Bruselas, Rato reconoció su deseo de trasladarse a Washington: "Creo que es una magnífica oportunidad, tanto desde el punto de vista personal como desde el punto de vista del país". Rato era, hasta el anuncio de Berlusconi, el único aspirante proclamado para dirigir el FMI, y reunía un apoyo mayoritario. Otra incógnita es la de averiguar la postura que adoptará el presidente francés, Jacques Chirac. Éste se opone a la candidatura de Rato, y está dispuesto a proponer otro nombre para el puesto, el del francés Jean Lemierre, presidente del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo. A pesar de esto, una de las adhesiones más significativas es la del Gobierno belga, que mantiene su apoyo a pesar de que González-Páramo haya derrotado a su aspirante para el BCE, el director del Banco Nacional de Bélgica, Peter Praet. El nombre de Rato ha sonado como candidato desde que Horst Köhler, actual presidente del FMI, anunciara su intención de dimitir para presentarse como candidato de la oposición conservadora a la presidencia de Alemania. Por lo tanto, el cambio de última hora de Berlusconi amenaza su elección, e incluso podría provocar que el nombramiento del FMI recaiga por primera vez fuera de la Unión Europea si persiste el desacuerdo entre los socios comunitarios, ya que los países en vías de desarrollo han reclamado la plaza.