El jefe de la CIA sale al paso de las críticas
Por Chema García3 min
Internacional08-02-2004
El director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), George Tenet, defendió la semana pasada las pruebas aportadas por su organización que sirvieron para “justificar” la segunda Guerra del Golfo.
En su primer discurso público en nueve meses, Tenet salió al paso de las críticas que ha recibido el servicio de inteligencia de EE.UU., cuyos informes se encuentran en entredicho después de que el ex jefe de los inspectores estadounidenses de armamento en Iraq David Kay admitiese que no existían armas prohibidas y que los servicios secretos indujeron a error al gobierno de George W. Bush para desatar la invasión del país árabe. Según Tenet, los servicios secretos “nunca dijeron que había (en Iraq) una amenaza inminente”. En este sentido, explicó que la CIA se limitó a destacar que en Iraq había un “peligroso dictador” (Sadam Husein) que intentaba desarrollar programas de destrucción masiva. “Todas las agencias de inteligencia estaban de acuerdo en que estaba tratando de obtener armas nucleares”, argumentó. El director de la Agencia Central de Inteligencia aseguró que nadie les dijo “qué teníamos que decir o cómo lo teníamos que decir”. Lo cierto es que los informes proporcionados por la CIA y los servicios secretos británicos fueron el principal argumento de los aliados para defender dos tesis que todavía no se han podido demostrar y que desataron la guerra contra Iraq: la relación del régimen de Sadam Husein con la red terrorista Al Qaeda y la tenencia de armas de destrucción masiva por parte del gobierno de Bagdad. En octubre de 2002, EE.UU. presentó un informe de la CIA que indicaba que “si no se le ponen barreras... Iraq probablemente tendrá un arma nuclear durante esta década”. El texto afirmaba que existían “pruebas convincentes” de que el régimen de Sadam Husein intentaba reconstruir su programa de armas atómicas. Los informes que ahora se cuestionan fueron los que esgrimió el secretario de Estado de EE.UU., Colin Powell, ante el Consejo de Seguridad de la ONU el pasado 5 de febrero de 2003 para reclamar una resolución que avalase el ataque contra Iraq. Entre las pruebas se encontraban conversaciones de oficiales militares iraquíes donde se hablaba de “armamento prohibido” o imágenes de satélite de varios supuestos depósitos de armas químicas. Ante el cariz que han tomado los acontecimientos, Powell confesó la semana pasada en una entrevista que publica el diario “The Washington Post” que no está seguro de que hubiese apoyado la invasión de Iraq de haber sabido que el régimen de Sadam Husein no poseía el arsenal de armas de destrucción masiva, aunque reiteró que, pese a no tener ese arsenal, el depuesto dirigente iraquí pretendía adquirirlo y mantener la capacidad de producción si se levantaban las sanciones internacionales sobre su país. Por su parte, Gran Bretaña se alineó desde el principio de la crisis junto a Washington. El primer ministro británico, Tony Blair, llegó a decir que su país pagaría “con sangre, si es necesario, su especial relación con EE.UU.”. No en vano es el país, después del propio Estados Unidos, que más tropas envió a la guerra y que mayores esfuerzos llevó a cabo para que esta se produjese. El gobierno de Londres llegó a presentar una propuesta que incluía seis condiciones que Sadam debía de cumplir para evitar la guerra, entre ellas, admitir en televisión que había estado escondiendo armas de destrucción masiva. Asimismo, Gran Bretaña, junto a EE.UU. y España, desestimaron una segunda resolución del Consejo de Seguridad, ya que creían que existía base legal suficiente para el ataque. Hasta hace apenas quince días, el primer ministro británico seguía defendiendo la autenticidad de los informes de inteligencia sobre las armas de destrucción masiva de Iraq. En un artículo publicado en el periódico “The Observer”, Blair asegurabas que no tenía “ninguna duda” de que la información que “justificó” la guerra era fiable. “Es absurdo decir que los informes de inteligencia son infalibles, pero si me preguntan qué creo, yo pienso que eran correctos y que al final tendremos una explicación”, dijo Blair.