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COMERCIO

La Cumbre del ALCA finaliza obviando importantes asuntos

Por Ana Romero VicenteTiempo de lectura2 min
Economía21-11-2003

En 1994, el entonces presidente de los EE.UU., Bill Clinton, idea un proyecto: hacer que todo el continente americano fuera un solo mercado. En consenso con Canadá y los 32 países democráticos de Iberoamérica (no está incluido Cuba) se creó el ALCA, el Área Libre de Comercio de las Américas.

Se puede decir que desde el principio el ALCA tenía dos padrinos: Estados Unidos y Brasil, que siempre han mantenido una lucha por quién liderará América Latina. En aquellos años se estableció que, para conseguir un mercado común en América, era imprescindible negociar sobre varios temas: el acceso a los mercados; la agricultura (tema de subsidios, aranceles y políticas antidumping); compras del sector público; inversiones extranjeras; la liberalización de los servicios y la restricción de la propiedad intelectual (que afecta a medicamentos, principalmente). Nueve años después, los miembros del proyecto ALCA se volvieron a reunir en Miami la semana pasada. Se predecían complicaciones a la hora de negociar y acordar sobre alguno de los asuntos. Y así ocurrió. En torno al proyecto ALCA se crearon dos grupos. Uno, encabezado por EE.UU., que no está dispuesto a rebajar los subsidios agrícolas ni a eliminar aranceles: a las puertas de las elecciones presidenciales, George Bush prefiere mantener este fuerte proteccionismo para no perder el voto de miles de agricultores. El segundo grupo es el que dice que para chulo, yo y, ante el frente estadounidense, establece otro que, liderado por Brasil y apoyado por los países del Mercosur, se basa en negar a EE.UU. la liberalización del sector servicios, las inversiones en todo el continente y los derechos de propiedad intelectual. Estas discrepancias fueron de tal calibre que el ALCA estuvo a punto de pasar a mejor vida. Pero, para evitar que eso sucediera, se optó por una solución: obviar esos polémicos asuntos. Y así, se logró crear el ALCA, que se hará realidad el 1 de enero del 2005. Un ALCA, eso sí, de mínimos, light o descafeinado, como ya está siendo denominado. El nuevo ALCA se define por ser muy flexible, ya que permite que cada país elija el grado comercial de compromiso que quiera. Además, otorgará un trato especial y diferenciado a los diferentes miembros, según su desarrollo y su economía y permitirá que cada país pueda hacer los pactos bilaterales o plurilaterales que quiera. Se prevé que sea el mercado más grande del mundo, formado por 800 millones de personas, y genere en total un Producto Interior Bruto (PIB) de 14 billones de dólares. Esto es lo que recoge el borrador que crearon la semana pasada los 34 ministros de comercio. Sin embargo, un acuerdo que establece que América será un solo mercado, propicia, a su vez, que será un mercado sin fronteras. Y, al parecer, así será en el 2005. Con flexibilidad, con la posibilidad de acordar bilateralmente, pero con un fuerte proteccionismo y con la imposibilidad de invertir en el extranjero con libertad. Toda una ambigüedad.