HOMENAJE

Cien años de Alberti

Por Roberto González García2 min

Cultura30-05-2003

El marinero en tierra de las letras españolas nació el 16 de diciembre de 1902 en El Puerto de Santa María, donde se come el mejor marisco de Cádiz. Era hijo de Agustín Alberti y de María Merello, quienes tuvieron otros cinco hijos. Sus abuelos habían sido bodegueros de origen italiano, proveedores de cortes europeas.

Con esta familia, el pequeño Rafael mostró inclinación por las Artes Plásticas, donde sus comienzos fueron en la pintura, copiando los lienzos del Museo del Prado, aunque finalmente se le conocería por su poesía, a la que llegaría por la muerte de su padre y la nostalgia del mar. En el centenario de su nacimiento, la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid ha querido recordar la figura de este poeta políticamente comprometido con la sociedad en la que vivía. Era republicano y marxista, pero ello no era leer a Marx y abrazar la bicolor sino vivir y dar ejemplo de hombre arrimado a la reivindicación constante de la libertad por encima de todas las cosas, tanto en la vida como en la poesía. María Asunción Mateo, su viuda, asistió al homenaje de la Consejería en el Teatro Albéniz de la Comunidad de Madrid. La escena evocaba constantemente al pintor de las palabras a través de los colores del escenario (azul del mar y blanco de la luz gaditana) y de una pantalla en la que se mostraban continuamente imágenes de la vida de Alberti, de sus dibujos y pinturas. El homenaje, que se titulaba Marinero en tierra. 100 años de Alberti, consistió en la lectura de su obra por parte de amigos y artistas, y contó con la presencia de Ruiz-Gallardón, aún presidente de la Comunidad Autónoma. Durante casi cinco horas se pudo escuchar al propio poeta en una grabación en la que recitaba El mar, la mar, a su amiga Nuria Espert, José Luis Pellicena, José María Pou, Vicky Peña, Ana Belén, Ana Fernández, Mario Gas, Carlos Hipólito, Lluis Pasqual, Santiago Ramos, Berta Riaza, Constantino Romero y Julieta Serrano. La palabra hecha voz. Luego fué el turno de Eduardo Serrano El Güito, que bailó por soleás otro poema de Rafael Alberti. La palabra hecha baile.