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El negocio de Telefónica mientras los accionistas claman al cielo

Por Ana Romero VicenteTiempo de lectura2 min
Economía29-05-2003

Miles de calificaciones detractoras han recaído sobre Telefónica tras anunciar su OPA sobre Terra. El considerado por los accionistas "ridículo" precio con el que quiere comprar cada acción, 5,25 euros, no llega ni a la mitad del precio que se pagó por cada una de ellas cuando por primera vez Terra salió al mercado. Telefónica se defiende aludiendo al 15 por ciento de prima que ha añadido a su "generosa oferta" para una Terra que evidencia un mal estado de salud.

Tres son las fechas clave que conforman el currículum de Terra: año 1999, Terra sale a Bolsa y se vende a 11,81 euros por acción; febrero del 2000: la acción llega a cotizarse por 157 euros; julio del 2002: su valor se balancea entre los cuatro y seis euros. Tremendo bajón. Teniendo en cuenta todo ese valor perdido y que las acciones de Terra se han intercambiado mucho en estos años, ¿ es justo exigir a Telefónica que compre a 11,81 euros? Las razones que la matriz alega para justificar la compra de Terra son varias. La creación de Terra no preveía la masificación en Internet a la que se ha visto sometida, sobre todo tras la implantación de la banda ancha, ADSL, de gran éxito. Dice Telefónica que Terra no ha sabido adaptarse a esos cambios y que se ha quedado obsoleta en tamaño y en economía: no puede afrontar los costes de mantenimiento. Los accionistas minoritarios, que tienen el 24,9 por ciento del capital y se han agrupado para aunar quejas, salen en defensa de Terra respecto a esa argumentación. En primer lugar, acusan a Telefónica de querer quedarse con Terra para hacer un negocio redondo con el asunto de la banda ancha: Telefónica podría combinar sus 43 millones de líneas fijas con los 1,7 millones de clientes que Terra posee (es muy fuerte en Internet, tanto en número de accesos como en subscriptores). Los accionistas también acusan a Telefónica de dejar que Terra fuera lentamente muriendo, mediante una desleal competencia a su propia filial y por asignar unos gestores incompetentes. Si Telefónica logra hacerse con Terra podrá navegar con total libertad en el negocio de Internet sin el lastre que supone la mala imagen de Terra. Promete mejorar y ofrecer diseños nuevos de productos y servicios en Internet. Los accionistas deberán pensar dos veces si vender o no. Telefónica no necesita su apoyo para que la OPA salga adelante y pueden verse solos en el mercado en el caso de que se opusieran a la venta de su parte. Por eso, ante las poca fuerza que tienen para presionar y pedir otro precio más alto, han recurrido a las alternativas. Los accionistas piden a Telefónica que, en vez de vender, canjeen sus acciones Terra por acciones Telefónica. La negativa ha sido rotunda. Mientras tanto, el Gobierno se mantiene al margen por ser una "decisión empresarial" ajena a él. Tan sólo estudiará si afecta a la competencia.