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AYUDAS A ESCRITORES

El Gobierno tratará de evitar que los escritores pasen hambre

Por Mª Eugenia RedondoTiempo de lectura2 min
Cultura08-01-2003

La profesión artística es una de las más bellas pero también tiene su lado oscuro. Años de sacrificio y momentos de gloria que pasan de largo. La reciente revelación de las penurias económicas que padecía José María Gironella en sus últimos días, ha conmocionado a toda la sociedad.

Para evitar que situaciones como esta vuelvan a repetirse , el Gobierno está estudiando un plan que garantice una estabilidad a los autores y sus familias. Muchas veces ocurre que un escritor vende, en un año, 100.000 ejemplares de su novela, mientras que los dos años siguientes sólo vende 100. Por eso, los expertos del Ministerio de Trabajo barajan la posibilidad de establecer una cotización en la Seguridad Social que se mida por la facturación de derechos de autor -, que pagarían los escritores- o por ejemplares vendidos, que abonarían los editores. De este modo, los autores jubilados podrían disponer de una pensión hasta el fin de sus días. Puede ocurrir que algún autor sobrepase el tope máximo establecido de cotización debido a una buena temporada de ventas. La solución es fácil. Si esto ocurre, según la normativa, la Seguridad Social tendrá en cuenta el nivel de cotización durante los años opulentos, para compensarla con la de otros periodos de menor actividad literaria. La ley actual sostiene que los escritores que publican más de cinco libros al año o ganan más de 840 euros (140.000 pesetas) por derechos de autor, están obligados a cotizar al organismo ministerial por el régimen de autónomos, cosa que no ocurre aquellos que están por debajo de ese umbral mínimo, que no tienen obligación de figurar en ningún régimen de cotización. Hasta ahora, el Centro Español de Derechos Reprográficos (Cedro), gestionaba el dinero recaudado por la reproducción mecánica de textos escritos, y se preocupaba de dar atención urgente a las necesidades básicas de varios autores, entre ellos Gironella, que no disponían de recursos para financias sus necesidades básicas. Pero está visto que esta medida no era suficiente y todavía hay 60 escritores y traductores que se encuentran en situación precaria. Ellos nos deleitan con grandes obras que nos llenan de ilusiones y hacen volar nuestra imaginación. Ya va siendo hora de que la sociedad les devuelva el favor.