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SIN CONCESIONES

El mundo sigue igual

Fotografía
Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura2 min
Opinión30-12-2002

Pasa otro año y el mundo sigue igual. Israelíes y palestinos se matan diariamente en Oriente Próximo. Los políticos se ensarzan en discusiones de forma mientras agravan los problemas de fondo. La corrupción y las ansias de poder roen las democracias hasta convertirlas en falsos regímenes liberales. Aumenta el número de enfermos y crece el de afectados por el hambre. La ciencia avanza por senderos inmorales sin atender a las consecuencias. Los valores humanos caen en el olvido difuminados por nuevos valores tan falsos como superficiales. Cambia el mundo paulatinamente pero, en el fondo, sigue igual. Prestamos atención a cosas que parecen importantes, como el euro, la crisis de Perejil, la huelga general del 20-J, la ilegalización de Batasuna y el accidente del Prestige; pero olvidamos lo realmente trascendente, como los tres millones de personas que han muerto de sida en 2002, como los niños que fallecen de hambre en tantos rincones del planeta y como las grandes personas que, al estilo de José Hierro, dicen adiós con una poesía. Concedemos trascendencia a las banalidades que diariamente enseña la televisión cuando lo verdaderamente primordial ocurre delante de nuestros ojos sin que apenas caigamos en la cuenta. Ni una sonrisa al hombre pobre de la esquina -que no pobre hombre-, ni un simple gracias a quien devuelve un favor. Son las pequeñas grandes cosas de la vida que hacen, año tras año, que el mundo siga igual. Ya puede uno tomarse un año sabático, marcharse doce meses de vacaciones o ingresar en el seminario. Concluye el año y da la impresión de que el mundo sigue igual. 2002 termina con los mismos problemas que 2001. En unos casos, como Galicia, no hay continuidad de soluciones. En otros, como Israel, faltan soluciones de continuidad. Más que buenos propósitos, hacen falta buenas acciones. Más que buenas intenciones, se requieren buenas personas. Sin estas últimas nada de lo demás es posible. Hacen falta mejores seres humanos con corazones navideños para salvar el planeta de su enfermedad. Es tarea de todos. De lo contrario, pasará el tiempo y diremos año tras año que el mundo sigue igual.