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MEDIDAS CONTRA EL TABACO

La cruzada contra el tabaco se concreta

Por Covadonga de la CuestaTiempo de lectura1 min
Sociedad09-06-2001

Cuanto mayor sea el precio del tabaco, más difícil será que los jóvenes adopten el hábito. Ésta es la filosofía que defiende David Byrne, comisario europeo de Salud Pública. Según Byrne, es una buena opción para reducir el 60 por ciento de fumadores que se inician con el tabaco antes de los trece años.

Varias voces se han alzado en contra de la propuesta de la ministra española de excluir el tabaco del Índice de Precios al Consumo (IPC). Entre ellas, la Pedro Solbes, comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, que declara que el IPC debe "reflejar el consumo familiar". En el encuentro entre ministros de Sanidad celebrado el martes de la semana pasada, Celia Villalobos también se mostró partidaria de demarcar las zonas reservadas a los fumadores. En España, la negación de fumar en los lugares de trabajo podría hacerse realidad a finales de año. Según Dolores Flores, directora general de Salud Pública y Consumo, la nueva normativa consistirá en ampliar la legislación actual. La habilitación de un espacio reservado a los fumadores sería una opción voluntaria a tomar por cada centro laboral. "Garantizar el derecho de los no fumadores" es la primordial meta, asegura Flores. Algunos han puesto el grito en el cielo calificando la propuesta de persecutoria. De forma rotunda se pronunció la portavoz en materia de Sanidad de IU, Marisa Castro: "Cuando el PP no tiene soluciones prohíbe. Esta medida prueba la doble moral del Gobierno. Con una mano nos vende el veneno en régimen de monopolio y con la otra nos prohíbe fumar". Sin embargo, y contra muchos pronósticos, algunas compañías que han erradicado el humo de las oficinas -tales como Mapfre, Pzifer y British Petroleum- afirman que un 10 por ciento de empleados dejó el hábito al año. Mientras tanto, las empresas tabacaleras se enfrentan a demandas multimillonarias. En España ha sido la Asociación de Laringectomizados de Barcelona la que ha demandado a la industria tabacalera española y norteamericana. En EE.UU. la tabaquera Philip Morris tendrá que pagar 600.000 millones de pesetas a un fumador con cáncer que alega que cuando comenzó a fumar no figuraban advertencias en la cajetilla.