PENA DE MUERTE

Otros tres españoles están condenados a muerte en Estados Unidos y Yemen

Por Oscar Casanova1 min

Sociedad07-06-2001

Joaquín José Martínez se ha librado de la pena capital, pero hay otros tres españoles que están esperando la ejecución de la condena a muerte que pesa sobre ellos. Dos de los condenados, Mario Julio San Román y Pablo Ibar, siguen en el corredor de la muerte en el Estado de Florida, mientras que el tercero, Nabil Nanakli Kasaybati -ingeniero de origen sirio nacionalizado español-, espera el fin de sus días en una cárcel de Yemen.

Mario Julio San Román Zamora, canario de 74 años, está acusado de un doble asesinato en Florida. Hace unos días fue visitado por una comisión de senadores españoles, ante los que fue presentado esposado de pies, caderas y manos a una silla de ruedas. San Román, con problemas mentales y de motricidad, obtuvo hace años la nacionalidad estadounidense con el nombre de Julio Mora, pero ahora ha recuperado la española, según un informe de la Asociación para la Ayuda a los Presos Españoles en el Extranjero (Apex), sufragado por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Pablo Manuel Ibar, de 29 años, a quien las autoridades de Florida consideran autor de un triple crimen, se encuentra en la misma situación. Ibar, sobrino del ex boxeador ya fallecido José Manuel Ibar, Urtain, es oriundo de Zestoa (Guipúzcoa). Actualmente es ciudadano de EE UU, aunque está a la espera de que se concreten los trámites para recuperar la nacionalidad española. Nabil Nanakli Kasaybati, de 45 años, está condenado a muerte en Yemen desde octubre de 1998, acusado de "desestabilizar el Estado mediante actos terroristas y planes para asesinar en 1997 al ministro de Asuntos Exteriores, Abd al Karim al Iryani". El informe de la Apex -asociación formada por abogados, periodistas y políticos- subraya que en la actualidad hay 1.259 españoles -entre ellos 200 mujeres- presos en 52 países de los cinco continentes. Según datos del Ministerio de Asuntos Exteriores, el 72 por ciento -905 personas- está entre rejas por haber intentado traficar con drogas. Ésa es la situación de una catalana que fue condenada a cadena perpetua en Tailandia. aunque luego le fue rebajada a 40 años, y la de un gallego que ya ha cumplido 12 de los 25 años a los que fue sentenciado en Egipto.