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ORIENTE PRÓXIMO

El fin del Ramadán se viste de luto en la región

Por Ángela González RodríguezTiempo de lectura2 min
Internacional07-12-2002

El pasado viernes, el Ejército de Israel hizo un amplio despliegue de helicópteros y z carros de combate en un campamento de refugiados de la Franja de Gaza.

El conflicto entre palestinos e israelíes sigue sin detenerse y las muertes, atentados y represalias están a la orden del día. El pasado jueves, el primer ministro de Israel, Ariel Sharon, aseguró que en la franja había miembros de Al Qaeda que, según él, también se encontraban activos en Líbano. "Sabemos que están allí. Que están en Líbano, trabajando de cerca con Hezbolá", reiteró. Aunque el principal negociador palestino, Saeb Erekat, estimó el anuncio de Sharon como un intento de desacreditar a la Autoridad Palestina, las Fuerzas Armadas israelíes irrumpieron en el campo de Bureij con el objetivo de destruir la casa de Yamal Ismail, militante de la Yihad Islámica que hizo estallar un bote-bomba contra una patrullera de la Marina israelí. La otra vivienda pertenecía a Iamam Shushniya, jefe local de uno de los Comités Populares de la Intifada -desde los que se dirige el alzamiento contra la ocupación militar israelí- y a quien Israel responsabiliza de una serie de ataques contra sus fuerzas en la banda autónoma. No obstante, esta incursión, denominada Operaciones Reales, ha originado una de las mayores masacres de civiles palestinos que han tenido lugar en la región desde 2000. Al menos 10 personas murieron después de que un proyectil israelí impactara contra un edificio de dos pisos en un campamento de refugiados de Bureij, en la franja de Gaza. Según fuentes de un hospital local, otras 10 resultaron heridas. Por su parte, oficiales de la Organización de Naciones Unidas (ONU) han revelado que ocho de los diez fallecidos eran civiles desarmados. Estas declaraciones chocan con las de las fuentes israelíes, que aseguran que al menos cinco de los difuntos eran miembros del grupo radical islámico Hamás. Entre los fallecidos, se cuentan dos empleados de la Agencia de Naciones Unidas para la Ayuda a los Refugiados Palestinos (UNRWA), según anunció esta organización. Peter Hansen, comisario general de la UNRWA, ha anunciado la apertura de una investigación sobre este suceso. Tampoco existe el acuerdo sobre quién abrió fuego. Fuentes palestinas afirman que los israelíes lo hicieron indiscriminadamente y que nueve miembros de una familia murieron cuando un carro de combate disparó contra una casa; mientras que los israelíes sostienen que las muertes se produjeron en un enfrentamiento. La UNRWA no es la única que condena este suceso, ya que La Autoridad Nacional Palestina (ANP) considera que lo ocurrido en el campo de refugiados es: "Una nueva masacre y de un crimen contra nuestro pueblo sin armas". El consejero del presidente de la ANP, Nabil Abu Rudeina, hizo un llamamiento a la comunidad internacional y en particular a los miembros del Cuarteto (ONU, Rusia, Estados Unidos y la UE) para que "actúen urgentemente para conseguir que se detengan los crímenes y los horrores cometidos por Israel y asegurar la protección del pueblo palestino".