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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

Venezuela, destino incierto

Fotografía
Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura3 min
Internacional26-01-2019

Todo lo que empieza acaba finalizando, aunque pueda haber generaciones que tarden en verlo. El gran cambio en Venezuela lo inició Hugo Chávez, pero cuando estaba en lo más alto del poder y con un carisma inigualable vio cómo una enfermedad terminaba con su vida. No así con su proyecto político, que ha continuado, pero es evidente que este, sin su inspirador, se ha degenerado rápidamente.

La elección de Nicolás Maduro como sucesor de Chávez no fue tan buena como se esperaba, y el tiempo lo ha ido demostrando. La situación de Venezuela ha ido empeorando con el paso de los años. La pobreza, los problemas económicos, la corrupción, la violencia en las calles y la inseguridad han obligado a miles de personas a exiliarse.

Esta nefasta situación tanto política como social se vio favorecida por una oposición política dividida que no era capaz de aunar esfuerzos para revertir el problema. Las elecciones parlamentarias de 2015 fueron un punto de inflexión, ya que los opositores vencieron y se hicieron con la mayoría en la Asamblea Nacional. Sin embargo, Maduro maniobró para desacreditar a la nueva asamblea, convocó elecciones amañadas y estableció estructuras políticas paralelas que le fueran beneficiosas y leales.

Ahora, basándose en la Asamblea Nacional legalmente constituida y en artículos de la Constitución, Juan Guaidó se ha proclamado presidente de Venezuela y cuenta con el respaldo de Estados Unidos, Brasil y otros países. La Unión Europea vuelve a demostrar que es un gigante económico, pero un enano político, donde cada uno de sus miembros mira más por su interés de país que por adoptar una voz única. España está perdiendo la oportunidad de retomar el liderazgo que tuvo en las relaciones con los países hispanoamericanos.

En Venezuela se ha abierto un gran escenario de incertidumbre. Los colectivos chavistas, grupos paramilitares auspiciados por el régimen de Nicolás Maduro, ya están reforzando sus actividades para sembrar el miedo y la violencia entre la población. Mientras tanto, la cúpula del Ejército se mantiene fiel a Maduro. Aun así, la situación puede ir cambiando con el paso de los días, ya que la oposición es fuerte, ha sabido aprovechar el momento y cuenta con el apoyo explícito de algunas potencias, aunque Rusia siga apoyando al régimen.

El fantasma de la guerra civil vuelve a estar presente, pero si Venezuela ha aguantado tantos años de sufrimiento sin llegar a esos extremos, sería un error acabar así. Es posible que Nicolás Maduro se vaya quedando sin apoyos y se vea obligado a huir del país mientras el régimen chavista se desmorona y se establecen mecanismos de transición para recuperar la democracia y la convivencia.

Sin embargo, tampoco hay que descartar que este suceso se quede en un episodio más y muestre la resistencia de Nicolás Maduro, quien, durante años, ha sabido crear redes clientelares y de control del pueblo. Si ocurriera así, mejor sería que Maduro aprendiera la lección, iniciara un proceso de diálogo con la oposición y buscara una salida digna para él y, especialmente, para Venezuela.