Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

Incertidumbre y esperanza para Brasil

Fotografía
Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura2 min
Internacional01-11-2018

Brasil está viviendo momentos de incertidumbre, pero, a la vez, también de esperanza. La victoria electoral de Jair Bolsonaro ha supuesto un punto de inflexión en la vida política brasileña, pues supone la llegada a la Presidencia de una persona sin gran experiencia en este ámbito, que se ha forjado en la vida militar y sin ningún tipo de corrección política, a la que tan acostumbrada está la sociedad global en la actualidad.

Bolsonaro ha sabido congregar a los votantes que están hartos de los problemas cotidianos, de la corrupción, de las decenas de miles de asesinatos al año, de una economía estancada y que no termina de despegar... Además, también se ha aprovechado del descontento y la desmovilización entre los votantes del Partido de los Trabajadores, que ha estado en el poder durante 12 años y que ha acabado salpicado por casos de corrupción, el más sonado el de su líder, Luiz Inácio Lula da Silva.

Numerosas voces de diferentes partes del mundo se han apresurado a catalogar a Bolsonaro como un político radical, de ultraderecha, y alertan de los problemas que va a sufrir Brasil. Es cierto, que el nuevo presidente brasileño no es un político al uso, tiene un discurso populista y ha sabido ganarse a sus votantes apelando al sentimiento y a la esperanza.

Aun así, la mayoría de los que critican a Bolsonaro quedan desautorizados porque son los mismos que callan o incluso justifican lo que están sufriendo los venezolanos por culpa de la extrema izquierda: escasez de productos de primera necesidad, falta de libertad, violencia en las calles, represión, corrupción, pobreza...

Cuando Lula da Silva llegó al poder en 2002 también supuso un cambio de paradigma para Brasil, ya que era un sindicalista con un discurso radical. Sin embargo, durante sus primeros años consiguió moderarse y sus políticas llevaron cierta prosperidad al país y redujo numerosas desigualdades sociales. Aunque esté ahora en prisión por su relación con la corrupción, el mérito de Lula es evidente.

Jair Bolsonaro tiene la oportunidad de adaptar su discurso a la importancia del cargo que representa y de trabajar por el bien de toda la población. Millones de personas han puesto su confianza y sus esperanzas en él. Por tanto, tiene mucha tarea por delante para acabar con los problemas que acucian a Brasil y, también, para no decepcionar a todos los que le han votado.