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EUROLIGA

Diez Euroligas diez

Por Julio Martínez RomeroTiempo de lectura3 min
Deportes21-05-2018

Costó 15 años y luego 20. La Euroliga hecha distopia. Alegrías efímeras que dieron equipos irrepetibles. Años de sopor y liviano juego. Llegó entre críticas un tipo cuyo paso fugaz como base por el Real Madrid no justificaba su fichaje. Se colgó el mono de trabajo y bregó codo con codo con varios jóvenes que son leyenda. Rey de la Euroliga. El Real Madrid consiguió su décimo cetro europeo y canonizó a una plantilla que es, desde ya, historia del baloncesto.

Jóvenes veteranos, también. La presencia de Felipe Reyes es vital para catalizar las energías y los egos que pueblan los vestidores. Un Sergio Llull que acabó la final antes de tiempo fruto de ese pasión desbocada y que llegó a tiempo puso frente a sí la fecha de la Final Four y trabajó para llegar. Y qué llegada.

Llegó a tiempo Trey Thompkins para palmear dos errores de Causeur que provocaron reacciones psicosomáticas entre los merengues más canasteros. Por fandangos y alegrías, los que han permanecido en segunda línea se arrancaron y allanaron el camino. Y para quitarle hierro al asunto, Fabien colocó un tapón para zanjar aquello De héroe a villano y, sobre la bocina, retornó al Hall of fame. Causeur y Thompkins le dieron al Real Madrid las alas que demandaba su férrea defensa.

Sensacional la pizarra de Laso, colosal el trabajo en defensa de los grandones blancos. En los dos aros. Posesiones muy largas y tiros a la nada. Apabullante el dominio merengue poniéndole el lazo a aquellos melones. Por allí pasaron todos. Desde el célebre Campazzo, sencillamente imprescindible en este curso, hasta el speaker Bonofiglio que volvió a entonar el Llull y que dirá adiós a Doncic.

Al MVP de la Euroliga, Rising Star, top-5 de la competición y MVP de la final. A un chico de 19 años que ha cargado con el peso del equipo. Un esloveno que se ha ganado el derecho a renombrarse el puto amo. Ha pasado por encima de todos. Les ha puesto los patines a unos y ha posterizado a otros. En el clutch, en la casquería y en la pista de baile. Luka Doncic volvió a ser decisivo. Decir adiós con 19 años. MVP y jugador franquicia. Un revolucionario del baloncesto.

El relevo lo ha tomado de Llull. No fue su final y se fue al banco con tres minutos por disputar. No ha sido su temporada. Pero ejemplar ha sido su lucha y fundamental su apoyo. Primero en llegar al Wizink y echando la llave al salir. El que le ha dado réplica se va. Sergio prefirió quedarse. La bola vuelve a su tejado, el clutch cambia de dueño. Las ilusiones, intactas.

La primera parte resultó igualada y con intercambio continuo de golpes. Llego el baloncesto de primer nivel en el segundo acto. El dominio de Nicolò Melli mancomunó la baza turca. Las pérdidas y una elegiaca defensa del rebote fueron losa para el brioso talento del italiano. La brava actuación coral madridista superó los destellos del talentoso pívot.

En el último cuarto, rara vez se pusieron a tiro los de Obradovic. Dominaron la ventaja los de Laso; jugaron largo y defendieron sin excusas. Mejores en todo. Hasta en eliminaciones. Llull y Doncic celebraron desde el banco. Causeur no anduvo fino desde el libre. Pero un tapón suyo y un cable que se le apareció desde los brazos de Thompkins sellaron el triunfo.

Décima Copa de Europa para el Real Madrid. Líder en la cancha y en las vitrinas. Equipo hecho para ganar. Plantilla nacida para brillar. Cerebro vasco para dirigir. Blanco fervor desde las gradas para jalear. Equipo. El Real Madrid vuelve a sobresalir. Después de una temporada calentando enfermería, los de Pablo Laso se forjaron de otra pasta y salieron a matar o morir. El resultado es el que es. Diez Euroligas diez.