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La forma del agua

La forma del agua: la forma inocente de amar

Fotografía
Por Ana Cabrera GambariniTiempo de lectura4 min
Cultura16-02-2018

Ambientada durante la Guerra Fría, La forma del agua cuenta la historia de Elisa (Sally Hawkins), una mujer muda que trabaja como conserje en un laboratorio. Allí se enamora de un ser anfibio (Doug Jones) que están estudiando y analizando los científicos para usarlos como arma contra los soviéticos.La película es la favorita de los Oscar 2018: opta a 13 premios entre los que incluye mejor película, mejor actriz para Sally Hawkins y mejor director.

Rompiendo con el cliché de los malvados y terroríficos monstruos, Guillermo del Toro presenta este film, una fábula fantástica moderna, cuya trama se queda corta para su gran presentación. Sally Hawkins, actriz en un primer momento, se lanzó a la gran pantalla con All or nothing, y ahora deleita al público con una gran actuación que la hace candidata al Oscar de mejor actriz.

En el film, Hawkins interpreta a una joven muda que trabaja como conserje de unas instalaciones del Gobierno. Pasando desapercibida, y con amigos bastante “invisibles”, se encuentra con el ser anfibio y empatiza con él, sin tener temor en acercarse a un humano-anfibio que al principio da algo de respeto. Éste es usado como una especie de arma para superar a los rusos en la carrera armamentística que se dio durante la Guerra Fría. Humanizando al ser anfibio, Guillermo de Toro muestra su fascinación por la fantasía como ya hizo en La cumbre escarlata o en El laberinto del fauno. Unos personajes secundarios muy logrados, destacando la actuación de Octavia Spencer

La película parece tener un fin principal: ser bonita. Y lo cumple con creces. El fallo quizás se encuentre en el guión, que aunque original, se quedó un poco vacío. O la subtrama de los soviéticos que no hacía falta para entender el mensaje. La evolución de los personajes es tan real que tendrán que verla para saber de lo que se habla aquí.

Cuando salió el trailer, los más fieles seguidores de Del Toro vieron relación entre esta película y Hellboy. En ambas, el ser anfibio que aparece tiene características en común con el hombre/anfibio de Hellboy, como el tipo de ser que es, o su intérprete, Doug Jones, uno de los actores favoritos de Guillermo del Toro. Pero todas estas teorías se desvanecieron cuando el director contestó por Twitter a un usuario que le había preguntado si The shape of Water era una precuela del personaje de Abe Sapien (Hellboy). “No lo es” respondió simplemente del Toro.

El estilo inconfundible del director, de imaginación absolutamente desbordante, no le ha aportado muchos premios en lo que lleva de carrera. Pero la película triunfó en el Festival de Venecia, donde consiguió el León de Oro, y en los Globos de Oro, donde no parecía favorita, consiguió el Globo a Mejor Director. Son veinte años esperando, luchando por mis monstruos dijo del Toro cuando recibió el premio. El director mexicano, creador de historias con monstruos y fábulas, por fin opta al premio del mejor director en los Oscars, que se celebrarán el 4 de marzo.

SOBRE EL DIRECTOR

Su primera película fue Cronos (1993), donde ya se percibía su estilo único, su gran creatividad y aficiones como el estudio de la entomología. Puede que con Hellboy(2004) consiguiera muchos más seguidores, por adaptar el cómic con el mismo nombre a la gran pantalla de una manera muy fiel y elegante a su protagonista originario del infierno. Pero definitivamente fue en El laberinto del fauno donde del Toro se vio libre y llevó al límite su personalidad y creatividad.

Tras lo que podría considerarse un pequeño traspiés en su carrera de cineasta con Pacific Rim (2013) (de la que hará una continuación) el director mexicano volvió a ser el mismo con Crimson Peak (La cumbre escarlata, 2015) una película de estilo gótico, con fantasmas y la personalidad de del Toro.

La forma del agua es una película hermosa, con muchos momentos de ternura y muy sincera. Una película más artesanal que las anteriores, que llega al espectador, con varias enseñanzas de fondo. Del Toro parece salirse de las películas sin mucho trasfondo y se centra en una historia de amor.

La evolución de dos personajes que se descubren poco a poco y se fascinan como prójimos, sin fijarse en los defectos y sí en los rasgos más íntimos. De la misma personalidad que están hechas La Bella y la Bestia, La mujer y el monstruo y el estilo de Las zapatillas rojas, La forma del agua es una fábula con algo de suspense en el principio, húmeda y con moraleja (o moralejas) que logra tocar el corazón de sus espectadores y conseguir una sonrisa, aunque sea una, de ellos.