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Consumo

El IPC sube hasta el 1,6% debido a la subida de los carburantes

Por Javier Álvarez LagoTiempo de lectura2 min
Economía30-08-2017

A la espera de los resultados definitivos (que se publicarán a mediados de septiembre), el Instituto Nacional de Estadística (INE) calcula que la tasa de variación anual del Índice de Precios al Consumo (IPC) se sitúa en el 1,6% para el mes de agosto, es decir, una décima por encima de la correspondiente tasa del mes de julio. Por lo tanto, el incremento de los precios mantiene una tendencia moderada tras alcanzar el pico del 3% en los meses de enero y febrero de 2017.

Según el INE, la principal explicación a esta ligera subida se encuentra en el comportamiento de los precios de los carburantes. Y es que, como es habitual, tanto el gasoil como la gasolina suelen subir en verano. Por ello, si consideramos el conjunto de precios sin contar este incremento en los carburantes (uno de los componentes más volátiles de este índice), se aprecia que los precios continúan manteniendo una tendencia alcista relativamente moderada. Por su parte, el IPCA (el índice de precios armonizado creado en 2002 para facilitar la comparación entre los países europeos) se situaría en el 2%, lo que supondría de confirmarse esta previsión que se habría incrementado en tres décimas en un mes. A este respecto, cabe destacar que la sustancial diferencia mostrada en la variación entre ambos índices (IPC e IPCA) es poco usual, ya que ambos suelen moverse a la par.

Cabe recordar que el IPC mide la variación que sufren los precios de una cesta de bienes y servicios que se consideran representativos del consumo de un país durante un determinado periodo de tiempo. Por lo tanto, nunca arroja un valor absoluto, sino que su importancia radica en las comparaciones que permite con respecto a otros periodos de tiempo. Así, que el IPC pase del 1,5% mostrado en julio al 1,6% mostrado en agosto significa principalmente que los precios han crecido en mayor medida en este mes.

Por último, es conveniente remarcar que, con estas cifras, España se mantiene dentro del umbral que desde la Unión Europea se considera conveniente para el buen funcionamiento de la economía. Y es que la UE considera que la inflación (el incremento de los precios) debe situarse entorno al 2%. Sin embargo, para el caso español, el principal problema es que, si bien los precios crecen a un ritmo moderado, los salarios reales se encuentran relativamente estancados, por lo que se produce una disminución del poder adquisitivo.