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GOLF

Jon Rahm acaricia la gloria

Por Luis PrietoTiempo de lectura3 min
Deportes27-03-2017

Si hay una oportunidad, se puede. Eso es lo que mantuvo Jon Rahm en su mente durante toda la final, una final que tenía perdida en los primeros ocho hoyos y que él mismo revivió hasta el último putt del último hoyo. El número 1 del mundo cortó las alas a un joven que, con tan solo 22 años, vuela más alto y con más fuerza que la mayoría de los jugadores del circuito.

Rahm llegaba a la final del match play habiendo arrasado en todos sus partidos. Desde que comenzó el torneo y hasta la final frente a Justin solo estuvo una vez por debajo y no llegó nunca hasta el hoyo 18, una prueba clara de su tremenda calidad.

El español finiquitó las semifinales antes que su rival, teniendo tiempo para calmarse y prepararse para lo que venía a continuación, pero quizás se calmó demasiado. Johnson apuró su partido de semifinales y al fin llegó, la final deseada por todos (el primero Rahm). El morbo estaba servido, todo el planeta golf y toda España pendientes de una final que podría pasar a la historia para un chico de 22 años, y estuvo cerca. 

Justin dio el golpe de salida a una final que tuvo dos partes claras. Los primeros 9 hoyos tuvieron un único dueño y señor, el americano. Jon salió más nervioso de lo normal y tuvo errores impropios en él. Falló con prácticamente todos los palos: las salidas no iban a calle, no estaba fino con el putt, no aproximaba bien de calle a bandera... En el hoyo 8 el español ya iba 5 por debajo y todo apuntaba a que iba a ser una paliza de Justin que, al contrario que su rival, estuvo muy regular y se limitó a jugar correcto, nada del otro mundo. 

Mientras el número 1 ganaba fácil Jon se hundía en un mar de nervios y errores que nadie se explicaba. Justo antes de acabar la primera vuelta el vasco recortó un hoyo, y vino la reacción que todos esperábamos. Ganar un hoyo era la inyección de autoestima que necesitaba el de Barrika para intentar remontar, algo que hubiera sido recordado en la historia y le hubiera colocado entre los diez primeros del mundo.

Desde el hoyo 10 Jon cambió, y un error en el putt de Justin le hizo avanzar en una remontada que cada vez se creía más. Cuando el español estaba más "on fire" cometió un error de esos que se hacen una vez de cada cincuenta, un mal golpe con un wedge que le frenó, y ahí estuvo la final. Lejos de venirse abajo Jon se creció, y cuando tiene que arriesgar es uno de los jugadores más peligrosos del circuito. En el hoyo 13, par 4, salió con el driver y llegó de una, un golpe que inició la avalancha final. Jugó muy regular hasta el hoyo 16, donde se convirtió en mago. Una mala salida le llevó a una zona de árboles aparentemente imposible de superar con un golpe entre ramas, pero Jon lo hizo, y sacó a continuación el birdie con un putt de 10 metros. Un hoyo que recordó al mejor Ballesteros y que le permitió llegar al 18 con posibilidades clara de forzar el desempate.

En el último hoyo de la final del Mundial, un momento al que todo jugador sueña con llegar, Rahm no se encogió y jugó un golpe arriesgado directo a bandera. Llegó de una en un par 4 mientras que Justin fue demasiado conservador. Jugó un hierro y un segundo golpe con el que no llegó a green. Justin estaba para meterla de 4 y Jon estaba para aprochar con el segundo golpe y una posibilidad más que real de birdie, pero los nervios y el desconocimiento del green le vencieron. El de Barrika, en un golpe sencillo con el que solo tenía que aproximarla a bandera, dejó la bola demasiado corta, tan corta que tuvo que volver a jugar él antes que Justin, y la final se acabó. Se jugó un putt imposible que no entró e hizo el 4, un resultado que clavó el número 1 para empatar el hoyo y llevarse el torneo. 

Más allá del resultado, que es increíble para un chico de 22 años en su primer año como profesional, Jon maravilló con su garra y juego. Nunca se dio por vencido y el propio Justin elogió su juego nada más acabar. Jon Rahm es el primer español que juega una final de Mundial match play y con su segunda plaza se coloca 14 en el ránking mundial, un sueño hecho realidad demasiado pronto y con el que ya mete miedo hasta al mismísimo número 1 del mundo.