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Investidura

Rajoy promete "negociar cuanto sea posible" con la oposición

Fotografía Mariano Rajoy, antes de empezar su discurso de investidura en el Congreso (©foto: PP)

Mariano Rajoy, antes de empezar su discurso de investidura en el Congreso (©foto: PP)

Por LaSemana.esTiempo de lectura3 min
España26-10-2016

El Gobierno de la mayoría absoluta y de los 186 escaños es historia. Mariano Rajoy lo sabe y ahora, además, lo asume públicamente. Al menos quedó patente durante su discurso de investidura en el Congreso de los Diputados. Era el segundo que protagonizaba en apenas dos meses. Hubo pocas variaciones respecto a agosto. Pero la principal de ellas es que Rajoy ahora garantiza "diálogo" al resto de partidos para gobernar y a la vez admite estar dispuesto a "negociar cuanto sea posible".

En su primer intento de ser investido para un segundo mandato como presidente del Gobierno, Rajoy ofreció en agosto al PSOE un gran acuerdo para dirigir juntos el país o al menos consensuar seis grandes políticas de Estado. Esa fue entonces la estrategia para visualizar ante el "No es no" de Pedro Sánchez que el PP estaba dispuesto al diálogo con el principal partido de la oposición. Sin embargo, no sirvió de nada.

Esta vez Rajoy sabe que cuenta con la abstención del Partido Socialista para ser investido jefe del Ejecutivo por segunda vez, tras el primer mandato que inició en diciembre de 2011. El líder del PP no necesita pedir nada al PSOE porque el Comité Federal de los socialistas ya decidió el domingo que sus 85 diputados se abstendrían para facilitar que haya Gobierno en España y, sobre todo, que haya que repetir las elecciones generales por tercera vez en menos de un año.

Aún así, Rajoy puso esta vez más empeño en el "diálogo" con la oposición y en garantizar que está dispuesto a "negociar cuanto sea posible" para sacar adelante sus reformas y garantizar la estabilidad política y económica que el país necesita. "Tengo asumido que cada día tendremos que construir una mayoría para la gobernabilidad", proclamó ante la atenta mirada del presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, y el portavoz parlamentario del PSOE, Antonio Hernando.

El presidente del Gobierno en funciones se mostró "abierto al diálogo" e insistió en que tanto el PP como el PSOE y Ciudadanos deben en esta legislatura "trabajar de forma conjunta" para consumar el crecimiento de economía y la creación de empleo, con el objetivo primordial de resolver los problemas que más preocupan a los ciudadanos.

"Debemos asumir la necesidad de diálogo, no como un peaje incómodo, sino como una oportunidad de consolidar reformas amplias y duraderas. Hay que dejar de lado las consignas propias de la pugna electoral", dijo después de diez meses de parálisis por el bloqueo institucional y la capacidad limitada del Gobierno en funciones.

Pero Rajoy también lanzó sus propias exigencias a PSOE y Ciudadanos para recordarles que existe una "responsabilidad compartida" por el bien del país y que esa no acaba con la investidura del presidente este próximo sábado. "Espero de todos es que asuman el mismo compromiso", agregó.

El jefe del Ejecutivo en funciones manifestó que está dispuesto a "soportar los sacrificios que sean necesarios", aunque no dio pistas de hasta qué punto aceptaría derogar fragmentos de la reforma laboral, cambiar la ley educativa que aprobó el exministro José Ignacio Wert o si suprimiría la Ley de Seguridad Ciudadana. Estas tres exigencias están entre las condiciones básicas que han marcado PSOE y Ciudadanos para la nueva legislatura.

Entre las novedades del discurso de investidura de Rajoy, destacó el anuncio de convocar el Pacto de Toledo antes de finalizar este año para empezar a abordar el problema de financiación de las pensiones, buscar un pacto educativo para mejorar la formación de los jóvenes y la convocatoria de una Conferencia de Presidentes con todas las comunidades autónomas para abordar el problema territorial de España y los ingresos dispares de los respectivos territorios con un nuevo modelo que sea "suficiente".

Por último, tuvo una mención expresa para Cataluña y el "desafío" de los independentistas para separarse del resto de España, que definió como el problema crucial del país. Adujo que sigue dispuesto al diálogo con la Generalitat siempre que se haga dentro de la legalidad y fuera de las pretensiones separatistas para convocar un referéndum porque, según recalcó, la soberanía nacional es de todos los españoles.